Aquello no fue una pelea, culminación de una trifulca con final sangriento. Aquello fue un acto alevoso, a tenor del relato fiscal. La agresora, que había denunciado varias veces al agredido, llevaba escondido el objeto cortante con el que rajó la cara a aquel varón después de cogerle del pelo. Está acusada de un delito de lesiones con deformidad y se enfrenta a una petición de cinco años de cárcel: el atacado sufre como secuela una cicatriz de doce centímetros.
Eran las tres de la madrugada del 11 de septiembre del 2016. El agredido, de origen magrebí, se encontraba en una popular discoteca de Parc Vallès. Estaba enemistado con una mujer y las desavenencias profundas se habían materializado en varias denuncias de ella contra él. Una orden judicial prohibía a aquel joven, de 27 años, acercarse a menos de doscientos metros de la chica, que actualmente tiene 22 años. La misma resolución judicial prohibía al sujeto comunicarse con la muchacha por cualquier medio.
Pero fue ella la que se acercó a él aquella madrugada de septiembre, según se infiere del Ministerio Fiscal en su escrito de acusación. La joven actuó con celeridad y perpetró el ataque en un suspiro. Se aproximó a su oponente y no le dio tiempo a reaccionar, a ver lo que se le venía encima.
Lo agarró con fuerza del cabello y le inmovilizó la cabeza. Y sacó un objeto que llevaba oculto. No se sabe qué instrumento era aquel. Sí se sabe que tenía un borde cortante y que con él la joven rajó la mejilla izquierda del chico.
La víctima recibió atención médica de inmediato y necesitó de tratamiento quirúrgico consistente en sutura y curas tópicas, indica el Ministerio Público en su evaluación de las lesiones. El agredido presentaba una herida incisa de diez centímetros de longitud en la zona maxilar izquierda y tardó en curar diez días, impeditivos para sus ocupaciones habituales.
Lo peor, para la víctima y para la procesada, son las secuelas. La acusación pública refiere una cicatriz de doce centímetros de longitud que afea "visiblemente" el rostro del herido y constituye un perjuicio estético valorado en diez puntos. Por ello el fiscal considera a la mujer autora de un delito de lesiones con resultado de deformidad en concurso con un delito de lesiones con instrumento peligroso. Concurre la circunstancia agravante de alevosía porque, según se deduce del escrito fiscal, la joven actuó a traición, sobre seguro.
La acusación reclama una pena de cinco años de prisión, pero pide que el tribunal sustituya ese castigo por el de la expulsión de España y la prohibición de entrada durante ocho años. La inculpada es argentina y estaba en el país en situación irregular. La Audiencia Provincial ha señalado el juicio para el próximo miércoles.
LA INDEMNIZACIÓN
10.700 euros
El fiscal solicita que la acusada pague al agredido 10.700 euros de indemnización: 10.100 por las secuelas y 600 por las lesiones