Cerca de tres mil personas recibieron 2019 en un Raval de Montserrat plagado de fiesta, música, baile y sorpresas. La más impactantelllegó de la mano del grupo terrassense Dalton Bang y su vocalista Miki Núñez, el sexto clasificado en la última edición de "Operación Triunfo". La semana de Navidad, el intérprete confesaba a Diari de Terrassa que le encantaría estar en la fiesta de Fin de Año, cosa que hizo el lunes revolucionando las redes sociales y provocando el delirio de los asistentes.
Miki subió al escenario por sorpresa junto a los también cantantes de "OT" Alfred García, de la edición 2017, y el mallorquín Joan Garrido, tercer expulsado del último talent show. Juntos consiguieron que todo el auditorio se arrancara a bailar, primero con una pieza de Bongo Botrako que interpretaron los tres amigos, y más tarde con la esperada "Una lluna a l’aigua" de Txarango, el tema que Miki cantó en catalán en "OT" y con el que dio la bienvenida al Año Nuevo en Terrassa.
La fiesta de Cap d’Any en el Raval arrancó 30 minutos antes de la medianoche con el tradicional ensayo de las campanadas, para que todo el mundo tomara buena cuenta de los cuartos y de los doce toques de campana. La fiesta, amenizada por el humorista Pep Plaza, discurrió entre las bromas del presentador hasta que, a las 12, un reloj proyectado sobre las pantallas del Raval permitió seguir el cambio de año y la llegada de 2019.
La tercera Nochevieja consecutiva que el Ayuntamiento organiza en el Raval volvió a ser una fiesta lúdica, divertida y eminentemente familiar. El dispositivo de seguridad funcionó a la perfección y perimtió que la concentración finalizara entrada la madrugada sin incidentes.
Para evitar riesgos, el Raval se prohibió un año más acceder con recipientes de vidrio y se facilitó a los asistentes vasos de papel donde poder depositar las uvas. Previamente se había recomendado a la ciudadanía acudir con recipientes de casa.
Un dispositivo policial controló los tres accesos al Raval durante toda la noche, que discurrió entre risas, abrazos, un continuo de selfies y pasos de baile. De vuelta a casa, el servicio del Bus Nit permitió a muchos de los asistentes regresar sin coger el coche.