En muchas ocasiones se habla de que la seguridad es una cuestión subjetiva, que se basa en sensaciones contra las que es difícil luchar. Se trata de una compleja realidad que corre se genera en los barrios a través del boca-oreja y provoca una psicosis de compleja gestión. También muchas veces es difícil encontrar una traslación directa entre esa sensación de inseguridad que puede sentir la ciudadanía y las cifras que manejan las autoridades policiales. Es decir, puede producirse un repunte puntual de la delincuencia que genera cierta alarma social, pero no se trata de un aumento sostenido en el tiempo y las cifras de delitos en los municipios pueden mantenerse en los estándares habituales.
El problema es cuando la sensación de inseguridad se corresponde con un aumento constatable y preocupante de la delincuencia. Eso está ocurriendo en Terrassa y también en Matadepera y en Sant Cugat y en otros muchos municipios que, como el egarense, se están planteando instalar una red de cámaras de seguridad para la prevención de delitos. En lo que a Terrassa se refiere, entre otoño de 2017 y otoño de 2018 se produjo un doce por ciento más de denuncias de delitos en la ciudad y por tipología, el robo con fuerza en casa habitada ascendió un veintiuno por ciento. Se trata, por tanto, de una situación que va algo más allá de la mera sensación de inseguridad por la magnificación que pueda producirse en el boca-oreja. Y ello hasta el punto de que el propio alcalde de Terrassa, al conocer las cifras llegó a solicitar al conseller Buch una mayor dotación policial para el área básica de Terrassa; lo mismo que pidieron los vecinos de Matadepera en la asamblea que celebraron hace pocas semanas por una situación similar.
Lo que ocurre en Can Palet de Vista Alegre va más allá de la conflictividad que puede generarse en Matadepera, puesto que al clima de alarma por los robos en viviendas, que ha crecido exponencialmente, se une una problemática social importante. Se trata de una zona, como ya denunció Diari de Terrassa el pasado mes de noviembre, que sufre una altísima ocupación incívica de casas que pertenecen a entidades bancarias producto de ejecuciones hipotecarias. En muchas de esas casas se comercia con droga y se cultiva marihuana.
Difícilmente unas cámaras van a solucionar el problema, como se está demostrando en Matadepera, pero seguramente será eso mejor que nada. Los mossos ya dijeron que no podían dedicar más efectivos a las urbanizaciones porque no tienen.