En sus últimos años, y pese a los problemas de visión, Joana Biarnés i Florensa aún solía salir a pasear con una pequeña cámara digital en el bolso, por si se encontraba con alguna imagen interesante que atrapar. “La mejor foto es la que haré mañana” era una frase habitual en la que fue la primera mujer fotoperiodista del Estado español, nacida en Terrassa en 1935, que desde hace algo más de diez años residía en Viladecavalls, fallecida el miércoles por la noche a causa de repentinas complicaciones de salud que tuvieron como consecuencia dos paros cardíacos, informó la familia a través de Photographic Social Vision, la empresa que la representaba.
Podría decirse que la pasión por la cámara nació con Joana Biarnés, transmitida por su padre, Joan Biarnés i Jornet (Ascó, 1911-Terrassa, 2005), gran fotógrafo deportivo de su tiempo. Un día, un grupo de excursionistas le propusieron fotografiar una cueva el Avenc del Llest, que acababan de descubrir. Su padre tenía otras cosas ese día y Joana Biarnés se ofreció a substituirlo. Y con 17 años, a ochenta metros de profundidad, con una maleta de dos kilos de material, suspendida con una cuerda, realizó su primer trabajo fotográfico. Fue publicado por el diario El Mundo Deportivo.
Entre 1956 y 1959 estudió en la Escuela de Periodismo de Barcelona, pero fue la Riada de Terrassa de 1962 la experiencia que la convirtió definitivamente en fotógrafa. A primera hora de la mañana después de la tragedia, salió con su padre de la calle de Pitàgoras, donde vivían y que era una de las zonas más afectadas. Se dividieron y fotografiaron la ciudad devastada. Haciendo autoestop consiguió llegar a los estudios de TVE en Montjuïc, y sus fotografías, incluidas en el Telediario, fueron las imágenes que dieron a conocer la catástrofe acontecida en Terrassa.
El diario Pueblo y Los Beatles
En 1965, con 20 años, Joana Biarnés se convirtió en fotógrafa del diario Pueblo, de Madrid, adonde se trasladó. Pueblo vendía entonces 365 mil ejemplares, y para Biarnés, que trabajó en este rotativo durante veintidós años, fue la oportunidad de profesionalizarse e iniciar una obra de altos vuelos, que puede dividirse en dos grandes temáticas: imágenes costumbristas y la crónica social. Son célebres, y testimonio impagable de su época, sus fotografías de Salvador Dalí, Raphael, Joan Manuel Serrat, Nureyev, Luis Buñuel, Massiel, Marisol, Lola Flores, Audrey Hepburn, Tom Jones, el Cordobés y muchas otras celebridades de su tiempo.
Las mayores, por supuesto, los Beatles, que fotografíó en el avión que los llevaba de Madrid a Barcelona, para su concierto de julio de 1965. y en el hotel Avenida, donde pasó unas horas charlando afablemente con ellos y fotografiándoles. Después sucedió que Pueblo no quiso publicar las fotografías, y algunos de esos negativos se perdieron. La trayectoria de Biarnés está plagada de las dificultades y problemas que tuvo que sortear para ejercer su trabajo en la España de aquella época, comenzando por su condición de mujer, inaudita entonces en el mundo del fotoperiodismo, y en una sociedad muy machista.
Retiro y reconocimiento tardío
En 1985, en desacuerdo con el “giro paparazzi” que tomaba su profesión, decidió dejarla y montó en Eivissa el restaurante Ca Na Joana, que junto con su marido regentó durante veintidós años. Estaba un tanto olvidada hasta que el fotógrafo terrassense Cristóbal Castro vio su archivo, lo valoró, y así comenzó la recuperación de Joana Biarnés. Los homenajes y reconocimientos se han sucedido a partir de 2014, con la concesión de la Creu de Sant Jordi y la gran exposición antológica en la sala Muncunill.
El alcalde Alfredo Vega lamentó ayer “la pérdida de una persona profundamente implicada en su trabajo, pionera y luchadora incansable ante las vicisitudes de la dictadura”, y que deja una huella “en la lucha por la igualdad de sexos en la sociedad”. Vega pedirá a la Comisión del Nomenclator un informe sobre la posibilidad de que una calle de la ciudad lleve su nombre.