La franja de 46 a 64 años es la que muestra un porcentaje superior de parados de larga duración en Catalunya, cuando diez años antes, suponía el 25% del total. El fenómeno de la cronificación del paro es característico de este grupo y el número de los mayores de 45 años que llevan más de 4 años en situación de desempleo, incluso ha aumentado en los últimos 5 años, hasta situarse en 53.921 personas en el segundo trimestre de 2018. Las dificultades en el acceso a un mercado de trabajo que tan sólo dirige un 3% de la oferta de trabajo a los mayores de 45 años, no sólo margina quien busca trabajo, sino que desanima a muchas personas que toman distancia del mercado laboral, y se integran en el colectivo que se encasilla bajo el eufemismo de inactivos. Así se desprende del informe sobre la situación de los trabajadores mayores de 45 años, presentado ayer en rueda de prensa por CCOO de Catalunya
En esta situación es esencial la discriminación por razón de edad, la segunda en importancia después de la de género, que ha aumentado con la crisis y que margina a una parte importante, en muchos casos calificada, de trabajadores. Así la permanencia en el paro (61,59% entre los dos primeros trimestres del año) y también el paso del paro al empleo (14,86% en este periodo), muestran datos peores entre los trabajadores mayores que en los menores de 45 años. "Aquí juegan un papel clave los prejuicios existentes, así como la confusión entre rendimiento y capacidad", dice el estudio de CCOO.
Creciente
Como muestran los estudios, las capacidades a lo largo de la vida laboral no se reducen, sino que se transforman, y con la debida adaptación del puesto de trabajo y el acceso a la formación continua, generan un valor creciente. "Ni la sociedad puede renunciar a este valor, ni tampoco el tejido productivo, que tiene en este colectivo una buena parte de la calificación, de la capacidad y de las competencias que necesita para hacer frente a los retos de la competitividad global, y del cambio tecnológico", dice el informe. En el transcurso de la década 2008-2018 se ha asistido a una inversión en la pirámide demográfica del mercado de trabajo. Mientras se perdía más de medio millón de personas trabajadoras, entre 16 a 45 años, el número de las que tienen más de 45 años ha crecido en 221.657. Esta tendencia se mantendrá en los próximos diez años, y hará que en 2028, casi la mitad de la fuerza de trabajo tenga más de 45 años. Esta perspectiva conlleva retos importantes en términos de cohesión, de sostenibilidad del modelo de bienestar y de competitividad por el tejido productivo, y reclama "un análisis en profundidad de las condiciones en las que trabajan las personas que se encuentran en esta franja de edad".