El viejo parking del portal ha pasado por diversas vicisitudes a lo largo de sus casi cincuenta años de historia, que le han llevado a ser objeto de diversas obras para garantizar su consistencia. También ha sufrido de filtraciones de agua que nunca se explicaron bien de dónde provenían, si de capas freáticas o de una conducción de agua cercana (no olvidemos que una calle adyacente se llama de la Cisterna). Hasta se tuvieron que suprimir unos parterres que incluía el diseño de la nueva urbanización del portal de Sant Roc.
Aunque no podemos perder de vista las prevenciones del Ayuntamiento ante la conclusión de la concesión de explotación del equipamiento dentro de poco tiempo, no cabe duda de que el municipio debe velar por la seguridad de sus conciudadanos. Cuando una medida como esta se adopta siempre genera cierto debate entre los que las defienden con vehemencia y los que las consideran un exceso. A primera vista podría parecer exagerada la decisión del Ayuntamiento de cortar al tráfico el portal de Sant Roc, pero visto lo ocurrido en otros países, como recientemente en Génova, no debe extrañarnos que se tomen decisiones tan drásticas. Aunque es cierto que la construcción cumplía con los estándares de la época en que se construyó también lo es que hoy no superaría la nueva normativa. Cómo se podría justificar un eventual accidente, teniendo conocimiento de esas circunstancia.
Con todo, cuando una medida así se toma, esto es, cortar al tráfico una calle para evitar un sobrepeso que ponga en peligro una estructura, hay que ser coherentes y, aunque sea temporalmente, dotar de cierta vigilancia que contribuya a disuadir a quienes consideran la medida una exageración. Si no se puede circular por la zona, no tiene ningún sentido que camiones y furgonetas aprovechen las restricciones para realizar sus trabajos de carga y descarga en la calzada del portal de Sant Roc, justo en el espacio que no pueden circular ni siquiera lo turismos. Pero lo que es una absoluta barbaridad es que algunos conductores utilicen la acera para acceder desde la calle de Vinyals a la de la Cisterna o la del Vall.
Bien haría el Ayuntamiento en no sólo restringir al tráfico el portal, sino velar por que esa restricción sea efectiva entre conductores “despistados” y también entre los avispados.