La economía catalana ha crecido un 2,7% interanual en el tercer trimestre de 2018, lo que supone cuatro décimas menos que en el segundo trimestre pero dos décimas más que la media española (2,5%). Los datos los publicó ayer el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), que precisó que el avance del PIB catalán se ha situado nueve décimas por encima de la media de la Unión Europea (1,8%). El Idescat ha atribuido el crecimiento sostenido de la economía catalana a la demanda interna (2,2% interanual), a pesar de haberse reducido hasta seis décimas, “en un contexto de desaceleración de las exportaciones e importaciones con el extranjero”. Esta evolución ha sido consecuencia del descenso de la inversión y el consumo por parte de las administraciones públicas, del 1,2 % interanual, ya que, en cambio, el consumo del hogar ha aumentado un 1,9% respecto al año pasado y una décima más en relación al trimestre anterior.
La formación bruta de capital, que mide variables como la inversión en activos, aumentó un 3,7% interanual, aunque con una bajada de dos puntos porcentuales respecto al trimestre anterior debido a la desaceleración de los bienes de equipo (3,5%), cuyo crecimiento repuntó en los tres meses anteriores. En cuanto al saldo exterior, los intercambios con el extranjero se saldaron con un balance negativo en una décima (-0,1%), con una bajada de las exportaciones de bienes y servicios respecto al segundo trimestre, aunque con un incremento interanual del 0,8%.
Importaciones
Las importaciones han seguido la misma tendencia, registrando un aumento interanual del 1,8%, aunque supone más de dos puntos menos respecto al trimestre anterior. Por otro lado, el consumo de los extranjeros ha aumentado un 5,3% respecto al mismo periodo de 2017, por lo que mantiene la evolución de los últimos trimestres.
Desde la óptica de la oferta, se mantienen las tendencias en la evolución de los grandes sectores: estabilidad de los servicios (2,8%, como en el trimestre anterior) y desaceleración de la actividad de la industria (que cae hasta al 2% desde el 3,9% del segundo trimestre). La construcción mantiene un ritmo notable (5,2%), mientras que la agricultura registra tasas negativas (-0,8%). El crecimiento de los servicios está impulsado principalmente por las actividades inmobiliarias, profesionales y otros (3,7%). Las actividades comerciales, de transporte y hostelería muestran una evolución del valor añadido al alza con un crecimiento de un 2,5%, el más elevado de los últimos trimestres. La agrupación de las ramas de la administración pública, educación, sanidad y servicios sociales tiene una tasa de crecimiento moderada (1,4%), tres décimas inferior al trimestre anterior.