El autobús en Terrassa se ha convertido en un asunto maldito para el equipo de gobierno. Hay dos cuestiones que se han convertido en verdaderas asignaturas pendientes para el mandato Ballart-Vega. El del autobús y el de la limpieza. Se trata de asuntos sensibles que consiguen sacar de sus casillas a los partidos de la oposición, a unos más que a otros, todo y que alguno tiene en sus filas a quien se puede aplicar aquella famosa frase de Piqué “contigo empezó todo”.
Lo cierto es que si ha habido un asunto desgraciado desde hace seis años es este. Se tuvieron que suspender dos licitaciones por errores en la tramitación, que acabaron con recursos por parte de las empresas participantes en el concurso y hay que reconocer que el Ayuntamiento no quedó en muy buen lugar. Ballart formó gobierno en 2015 y uno de sus retos era precisamente solventar la concesión del transporte público en la ciudad Cuatro años después, el concurso sigue estando en el aire. Seguramente tendrá razón el teniente de alcalde Armengol cuando dice que se trata de un escenario nuevo debido a la recientemente aprobada ley de contrataciones, realmente compleja, pero la realidad es que han pasado cuatro años y el tema no se ha solucionado.
El equipo de gobierno tiene como objetivo, al menos, iniciar el proceso de la nueva adjudicación, pero ya no se está a tiempo de completar la licitación, porque las elecciones son en mayo y eso ha vuelto a sacar de quicio a la oposición. La respuesta es que no se aprueba el dictamen para que sea elevado al pleno municipal y se aboga por aplazarlo para que sea el gobierno que resulte de las próximas elecciones el que lleve a cabo la licitación de principio a fin. No parece mala solución, pero, claro, será un fracaso que echar en cara al equipo de Gobierno y es precisamente lo que Armengol quiere evitar, dar argumentos a sus adversarios y poder decir que, al menos, ha desencallado la cuestión.
La adjudicataria, Avanza lleva casi diez años de prórrogas, que concluyen el año que viene, aunque existe la posibilidad como se ha hecho con Mina de las prórrogas forzosas para garantizar un servicio esencial para la comunidad. No, no ha quedado en buen lugar el equipo de gobierno después de seis años intentándolo. Ahora deberá desplegar todo su encanto ante una oposición realmente irritada y, de momento, la cosa no pinta bien.