Opinió

Vuelve la recogida de alimentos en toda España

Como cada año se inicia la campaña de recogida de alimentos básicos en España, donde en estos momentos se atienden a 1,5 millones de personas, es decir, el 3,2% de la población española necesita estos alimentos para sobrevivir.

Están bien estas campañas para medir el grado de solidaridad de la población española, pero ¿podemos decir lo mismo desde la perspectiva social y de transformación de esta necesidad en institucionalizarla cuando es un derecho humano?

A los responsables de estas campañas habría que decirles: "¿Creéis que esta acción sirve para erradicar esta necesidad de la sociedad en que vivimos, cuando ni siquiera aprovechamos esta situación para concienciar a esas personas necesitadas?".

No hay voluntad, porque todos vivimos de este podrido sistema donde en el 2008 en España había 233 personas con un patrimonio superior a los 30 millones de euros y ahora son 549 personas, es decir, hay un 135,62% más de muy ricos en los diez años de crisis.

Por otro lado hay trece millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, repartidos en el 14,1% de las personas con trabajo, el 42,2% de los cabezas de familia de hogares monoparentales, el 48,5% de los parados, el 22,1% de mujeres y el 28,9% de menores de 16 años. La población activa en 2018 es de 18.874.000 personas.

El salario medio en España es de 19.432 euros/año, lo que equivale a 1.388 euros brutos/mes y más o menos 1.110 euros netos/mes. El tamaño medio del hogar español es de 2,50 personas por vivienda. El colectivo más empobrecido son los 1,51 millones de mujeres de hogares monoparentales y con hijos a su cargo, la mayoría trabajan con contratos a tiempo parcial con unos ingresos medios de 450 euros/mes.

El PIB en el 2017 ha sido del 3% de incremento de la riqueza nacional. Los bancos han ganado 12.060 millones de euros, el 5,3% más de beneficio respecto al año anterior.

Los beneficios de las empresas españolas crecieron un 9,2% en el 2017 mientras los salarios se incrementaron un 0,1%. El BBVA predice para este año un incremento del 1,1% de los salarios mientras el IPC se prevé que a final de año será del 1,9%. Es decir, se habrá perdido un 0,8% de los salarios.

Con estos datos y algunos más, que no expongo por falta de espacio, podemos concluir que la miseria se ha instalado en España porque así lo ha decidido el capital financiero junto al FMI desde Bruselas. Mientras el mundo del capital (empresas, banca…) está viviendo dos años de gloria enriquecedora, la clase obrera cada año es más pobre.

Esta situación controlada por el capital tiene como objetivo crear unas condiciones sociales y laborales que mantengan un ejército de reserva de la población activa en torno al 18% de parados, para que la demanda sea superior a la oferta y así poder consolidar salarios miserables, lo que permite al capital incrementar su plusvalía en los procesos de producción y de servicios.

Frente a esta estrategia del capital ¿qué hacen los partidos políticos que se autodefinen de izquierdas, y los sindicatos? Hay suficientes elementos de injusticia social y de robo de derechos constitucionales como para que el pueblo exprese de forma clara y rotunda su rechazo a esta situación.

Esta crisis ha desmovilizado a toda la sociedad civil, excepto colectivos concretos donde su actuación era y es de supervivencia extrema (vivienda, parados sin recursos…). Otros practican el "postureo" en actuaciones basadas en papel frente a los poderes públicos, y el resto ha optado por la pasividad, tanto de ellos como de los que dicen que los representan. Se ha perdido la conciencia de clase en general, afectando a las propias organizaciones sociales.

Es hora de que, cuando salga en los medios de comunicación la campaña de los bancos de alimentos, las voces del pueblo en sus diferentes organizaciones denuncien esta situación en lugar de hacerse fotos en los medios de comunicación al lado de los voluntarios recogiendo alimentos.

Estamos institucionalizando entre todos y todas la miseria. La acción política no debería descansar hasta que se erradicase esta lacra que una minoría rica ha impuesto a una mayoría ciudadana. Es una necesidad, y sobre todo es la forma de recuperar la dignidad, porque ésta no depende sólo de quién padece la miseria sino que es una responsabilidad colectiva de la sociedad civil.

Cuando una persona no puede mantener unas condiciones de vida dignas, ésta deja de respetar a quienes le han sometido a esta vida miserable (hablamos de los poderes públicos) y se convierte en presa fácil para las opciones de extrema derecha.

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