En un par de semanas, la programación del Centre d’Arts Escèniques de Terrassa (Caet) nos ha dado la oportunidad de acercarnos al tema de las relaciones humanas desde el punto de vista femenino. Primero llegó "Un tret al cap", de Pau Miró, con tres mujeres de diferente generación, cuyas vidas se cruzaban por diferentes motivos. Después "Equilibris", con Gemma Julià, donde la protagonista relataba sus vivencias sobre la adopción en solitario y a continuación, "Les noies de Mossbank Road", también protagonizada, como "Un tret al cap", por tres mujeres pero en esta ocasión de la misma edad.
De entrada, lo celebramos, porque hay pocas obras de teatro escritas sólo para mujeres por lo que nos ha permitido acercarnos a este universo femenino igual o más complejo que el masculino. Porque, al fin y al cabo, la diferencia no está en el sexo sino en la personalidad de cada individuo. Y, por tanto, en cada una de las obras reseñadas, nuestras protagonistas se sumergen en las mismas emociones que contiene la vida pero las sienten y las afrontan de modo distinto porque su carácter también lo es.
En "Les noies de Mossbank Road" , su autora, Amelie Bullmore, nos presenta a tres mujeres que se conocen al inicio de la etapa universitaria y que se hacen amigas. No se queda aquí. Bullmore consigue ir más allá y sigue su trayectoria vital hasta la madurez. Como dice Sílvia Munt, la directora de la obra, el relato que nos cuenta la escritora es como la vida misma; una vida con etapas distintas y en las que surgen imprevistos que pueden sacudir profundamente.
Interpretación magistral
"Les noies de Mossbank Road" es un retrato en femenino que seduce y conmueve porque contiene una gran dosis de vitalidad. Es una historia que nos puede suceder a cualquiera de nosotras y de nosotros pero está muy bien contada y hilvanada, y sobre todo está magistralmente interpretada. Cristina Genebat, Marta Marco y Clara Segura hacen un trabajo extraordinario abordando todos los registros que asaltan en la juventud y en la madurez. El relato de esta dramaturga inglesa, que ha superado los 50, nos permite seguir a estas jóvenes y su relación de amistad sin fisuras; entrar en sus vidas y en su interior, en sus anhelos y frustraciones. Descubrimos qué sienten cuando despegan de casa, cuando se independizan, cómo es el primer amor, el primer trabajo, la primera decepción, la maternidad, el primer infortunio… Y llega después la separación y el reencuentro, este último tan inesperado como doloroso. Las actrices que se meten en la piel de estas chicas muestran una implicación y una complicidad llena de naturalidad. Apenas hay nada que se salga de guión. Nos reímos y nos emocionamos con ellas, con sus conversaciones, gestos, silencios, deseos, celebraciones… Y nos quedamos, especialmente, con el valor que las tres dan a la amistad y a su capacidad para mantenerla a lo largo del tiempo, a pesar de las distancias físicas. La directora teatral, Sílvia Munt, ha hecho una elección de reparto para esta obra más que acertada. Hay talento confirmado pero también mucha química.
