El recuerdo y la estima por la obra y la personalidad del artista terrassense Ramon Cortés i Casanovas (1906-1977) se mantienen inmunes al paso del tiempo. Lo certificó el interés despertado ayer por el acto en la Casa Alegre en que sus hijos, Pere y Rosa Maria, donaron al Museu de Terrassa nada menos que dieciséis pinturas y dibujos. La institución ya albergaba 32 obras con su firma, veinticuatro de las cuales retratos, la especialidad que le dio el mayor reconocimiento -a Cortés se le llamó el "retratista oficial" de la Terrassa de su tiempo- pero que ha eclipsado un tanto su dedicación con igual rigor al paisaje, la pintura religiosa, la naturaleza muerta o la figura (recuérdese su serie de gitanas, un cuadro de la cual se exhibe precisamente en la Casa Alegre).
La nueva donación (Pere y Rosa Maria hicieron una anterior con seis cuadros en 2014) ha permitido llenar los vacíos tanto temáticos como cronológicos de la trayectoria del artista en la colección del Museu, y ello gracias "a que Pere Cortés nos dio mucha libertad a la hora de escoger", explicó Gemma Ramos, conservadora de de la institución. Se optó así por seleccionar diversos paisajes -hasta ahora el museo solo contaba con dos-, para que esta faceta esté bien representada, un desnudo de 1971, o un autorretrato ovalado de 1941. "Teníamos ya un autorretrato, de 1967, y ahora lo podemos complementar con éste de una etapa anterior."
La mayor parte de las obras escogidas, no obstante, pertenecen a su última época, "que era la menos representada en la colección del museo. Con esta donación hemos podido ampliarla y ahora ya tenemos un conjunto de obras que permite seguir y conocer toda la trayectoria artística de Ramon Cortés".
"Tenía que pintar cada día"
"Mi padre fue pintor toda la vida. Nació pintor (de niño, pedía a los Reyes Magos pinceles y pinturas), vivió como pintor y murió pintor. Decía que él tenía que pintar cada día, y aún en el lecho de muerte me discutía el color de una pared que veíamos", recordó Pere Cortés. en el momento más emotivo de un acto muchos de cuyos asistentes conocieron al artista, o incluso habían sido alumnos suyos (Ramon Cortés también fue un añorado profesor de dibujo y pintura, de decidida vocación pedagógica).
Y fue un pintor, además, apasionado de su ciudad. "Era un amante de Terrassa. Cuando expuso en la sala Parés, le ofrecieron la posibilidad de instalarse en Barcelona. pero toda su familia la tenía en Terrassa, ésta era la ciudad en la que nació, vivió y murió, y que apreciaba. No quiso marchar." Y aunque, por ejemplo, el Museu de Montserrat cuenta desde este año con dos óleos de su autoría, "estaría muy contento de que la mayor parte de sus obras las tenga el Museu de Terrassa, que se hayan quedado en la ciudad que él amaba. Donde seguro que le gustaría que estuvieran".
El alcalde Alfredo Vega recordó que Ramon Cortés fue uno de los fundadores de Amics de les Arts, y una persona comprometida en la cultura terrassense durante los años centrales del siglo XX. Su obra "sigue muy presente en toda la ciudad". En su fondo museístico estará ahora muy bien representada, gracias a esta donación que supone "un acto de una profunda generosidad". Ampliada además con el obsequio que Pere y Rosa Maria hicieron, a todos los asistentes al acto de ayer: un ejemplar del libro "Ramon Cortés, la seva vida, la seva obra, de Blanca Cubells.
Publicado en 2006, con motivo de la completa retrospectiva que le dedicó ese año el Centre Cultural Caixa Terrassa, este volumen es la obra de referencia sobre Cortés, y una delicia pasar sus páginas para ir encontrándose con lo mejor de su obra, comentada y analizada, y el relato de su trayectoria.