A pesar de llevar poco tiempo ejerciendo como política, y reconociendo de entrada que todavía tengo mucho que aprender del movimiento feminista, durante las últimas semanas no dejo de preguntarme si no estamos dejando de lado todo aquello que realmente nos une y que no es otra cosa que la lucha contra el patriarcado. Lamentablemente, el androcentrismo está más vivo que nunca y debemos seguir luchando y no decaer en nuestro empeño de denunciar el sexismo en todas sus formas.
Vemos en internet vídeos y escuchamos en la radio canciones que contienen violencia explícita y que se distribuyen libremente por las redes sociales sin que nadie ponga el grito en el cielo. Y yo pienso: ¡basta! ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo es posible que permitamos que niñas, niños y adolescentes vean y escuchen estos contenidos sin que nos demos cuenta de que estamos retrocediendo en todas las luchas feministas?
Me niego a tener que escuchar o ver canciones con letras que dicen: "Soy el empalador, la culeo, un taladrador, le meto el deo, dice por favor, la caliento, soy un radiador" (…) O "Aquí estoy yo, yo para darte lo que tú quieras bebé" (…) Canciones que nos repiten machaconamente que las mujeres somos un objeto sexual, que dependemos de los hombres y que no podemos vivir sin ellos.
Tampoco ayudan mucho otros vídeos o canciones que, bajo la autodenominación de "feministas", continúan mostrando conductas sexistas y estereotipadas sobre las mujeres y promoviendo conductas violentas hacia los hombres. ¿Es ésta la sociedad que queremos entre mujeres? ¿No estamos haciendo un flaco favor a las víctimas de violencia machista diciéndoles "ojo por ojo y diente por diente"? Yo creo que la mejor manera de avanzar como sociedad es utilizar la máxima "lo que no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas a nadie", pues si no volveremos a la época en que los valores no tenían ninguna importancia.
¿A qué estamos jugando? Yo tengo un hijo y no quiero que crezca en una sociedad en la que constantemente se veja a las mujeres y en la que se enseña a los niños que estas conductas son las adecuadas porque "son muy masculinas".
Desde las administraciones públicas tenemos la obligación de denunciar el sexismo y el machismo, pero lo cierto es que, a diferencia de otros ámbitos, en el acceso a ciertos contenidos audiovisuales nos faltan los controles que sí que existen, por ejemplo, en la publicidad.
Podemos seguir invirtiendo dinero, recursos y personal, pero poco conseguiremos mientras se sigan permitiendo y normalizando la cosificación de las mujeres y las actitudes que fomentan la violencia -aunque sea a través de ritmos pegadizos. Hay que exigir que se cumplan las medidas establecidas legalmente en temas de coeducación, porque si seguimos dividiendo a los niños y a las niñas por sexo y por colores (azul y rosa) difícilmente romperemos los estereotipos y las desigualdades.
Necesitamos más personas conscientes de las desigualdades de la sociedad patriarcal, porque el papel todo lo aguanta, pero lo cierto es que muchas mujeres nos indignamos cada día cuando vemos cómo se ha ido normalizando la violencia y cómo los avances conseguidos después de años de lucha corren el riesgo de diluirse.
Hay que seguir luchando contra la pasividad y la permisividad porque, mientras se continúen normalizando las actitudes machistas, no conseguiremos una sociedad realmente igualitaria, equitativa y justa.
Seguiré trabajando por un mundo donde las niñas y mujeres puedan vivir libres de violencias.
* La autora es concejal de Políticas de Género del Ayuntamiento de Terrassa