Si llega a cuajar algún día, para ese momento falta un trecho de años. Por ahora, no convence. La propuesta, nacida de varios sectores pero explicitada la semana pasada por Maties Serracant, alcalde de Sabadell, de crear una gran área metropolitana de la unión de los dos “vallesos”, ha generado escepticismo en Terrassa. Y el alcalde, Alfredo Vega, es el mayor exponente de esas dudas porque para él y para muchos otros los tiros van por otro lado.
Van “por una visión más global”, por una “mirada integral”. El alcalde ha subrayado en más una ocasión la necesidad de que Terrassa forme parte, con voz y voto, del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), pues carece de sentido que una ciudad, la nuestra, situada a apenas veinticinco kilómetros del área se vea discriminada en muchos aspectos, como en las tarifas ferroviarias. La apuesta es esa: que a Terrassa se la tenga en cuenta en la toma de decisiones como integrante de la región metropolitana. Como tercera ciudad de Catalunya en habitantes, lo que es.
El Vallès, así, en general, o sea, los dos valleses, son “el gran motor productivo” de Catalunya, su primera concentración industrial, recalcó Maties Serracant, el alcalde de Sabadell, en un artículo. Ambas comarcas forman un espacio “con un enorme potencial”, y son la puerta de Barcelona, pero las actuaciones descoordinadas “y la fragmentación administrativa” han sido contraproducentes en aras de aprovechar ese potencial.
Serracant refiere la “desatención” del problema de la movilidad, que ha supuesto un agravio y un importante obstáculo. Un agravio flagrante: las tres capitales, Granollers, Terrassa y Sabadell, aún no están conectadas por tren “de forma directa”. Otro: tampoco disponen de servicios semidirectos al aeropuerto de El Prat. Y otro: Terrassa y Sabadell están ubicadas en zonas tarifarias diferentes “en el marco de un esquema de coronas que hay que revisar profundamente”.
Los valleses deben transformar su relación con la capital, dice Serracant, que denuncia “el histórico centralismo desmesurado que ha ejercido la capital catalana”, y constituir una entidad “con competencias propias”. Es necesaria “una nueva mirada metropolitana sobre el Vallès, sin localismos de vuelo corto”, sino con “visión de país” y con reconocimiento de la identidad rural de los pequeños municipios. Es necesario emprender “una estrategia compartida de futuro” y potenciar el papel de esa hipotética macrocomarca “como motor de Catalunya”; colaborando con el Govern y el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) pero con un tratamiento singular.
“El Vallès debe ser reconocido como una realidad metropolitana, de la misma manera que en su día se hizo con el AMB”. Al alcalde de Sabadell no le convence la extensión del área en forma de mancha de aceite, pues responde “a la falta de un verdadero modelo de organización territorial propio del siglo XXI”. Reconocer un área del Vallès permitiría generar proyectos, mancomunar servicios y optar por una mayor cooperación municipal, superando las diferencias, el provincianismo y las “viejas disputas estériles” entre municipios.
Vega ha hablado con Serracant. Le dijo que crear un área vallesana de contrapeso a la barcelonesa no le parecía una buena estrategia. El alcalde admite que la relación entre los “valleses” es muy estrecha, pero recalca que la relación de preferencia es con el AMB, donde precisamente Terrassa no tiene voz ni voto. “Soy favorable a acuerdos con el Vallès Oriental, pero la visión debe ser más global, con un área general que integre a toda la segunda corona”.
Si llega el momento de constitución del Vallès unido y metropolitano, el alcalde egarense no se opondrá. “Pero tampoco pondré mucha ilusión”, añade. La solución es, según Alfredo Vega, “conseguir la representación de las ciudades de la segunda corona” y su incorporación a la agencia económica del AMB. No puede ser, por ejemplo, que se pierdan oportunidades de negocio porque las decisiones se toman en una AMB sin la presencia efectiva de Terrassa.
Ignasi Puig, decano del Col·legi d’Advocats de Terrassa, no ve claro en qué puede beneficiar a Terrassa la creación de esa área metropolitana con entidad propia. Respecto del Vallès Occidental y sus capitales, el decano de los abogados recuerda que Terrassa y Sabadell han vivido “manteniendo siempre su independencia y su idiosincrasia particular”.
Ha sido así desde que se estableció la cocapitalidad de la comarca: “Pienso sinceramente que esta circunstancia ha resultado favorable para las dos ciudades”. Puig sí opina que el Vallès Occidental “necesita ejercer su contrapeso específico ante la conurbación barcelonesa”. No todo es ser y estar en Barcelona. El decano de los letrados recuerda aquel chiste: detrás de Collserola también hay vida inteligente, para reforzar la idea de que “no todo es Barcelona”.
Restar más que sumar
La unión para defender el territorio o exigir infraestructuras es bienvenida, pero “mantener las particularidades y las especificidades de cada localidad nos mejora como ciudad y como ciudadanía”. Constituir un ente metropolitano, sobre todo con dos ciudades tan importantes como Terrassa y Sabadell, pero con una haciendo de paraguas de la otra, “nos puede restar más que sumar”, sugiere Puig.
La constitución hipotética de un “Gran Vallès” supondría el surgimiento de una zona de alta potencia, al menos demográfica, en la provincia. Marc Castells, presidente de la Diputació, no se moja. No puede hacerlo, pero insta a los implicados en la propuesta a plantear asuntos viables “y con sentido común”. Y aboga por el entendimiento entre los ayuntamientos: “Son los territorios los que deben decidir qué es lo mejor para ellos. Si existe un amplio consenso y nos piden apoyo, estaremos a su lado”.