Opinió

Ratas

Las ratas conviven con los humanos desde siempre. Se trata de una convivencia tolerada mutuamente cuando no se sobrepasan ciertos límites. En la plaza de Francesca Llonch, en La Maurina, esos límites se han sobrepasado por parte del bando de las ratas. Lo normal, a cualquier hora del día es que los vecinos y viandantes se encuentren con uno o varios ejemplares campando a sus anchas en cualquier zona del parque, incluida el área infantil, por supuesto, y también calzada y aceras.

Es absolutamente imposible erradicar en una ciudad la presencia de roedores, al menos de momento. Su capacidad de adaptación al medio, su voracidad y su capacidad de reproducción hacen que tengamos que resignarnos a compartir con ellas la ciudad, pero cuando se convierten en una presencia tan evidente quiere decir que tenemos un problema de una cierta gravedad.

Las ratas pueden tener entre cinco y ocho camadas al año y en cada camada pueden tener entre ocho y doce ejemplares, pero tampoco es raro que sobrepasen la veintena de retoños. Se dice que esta proporción aritmética permite que una pareja de ratas pueda llegar en año y medio a tener un millón de descendientes. Hace algunos meses surgió la alerta en París con una imagen de vídeo que se hizo viral en la que se podía ve a decenas de ratas peleándose por restos de comida en el fondo de un contenedor de basura. Se generó entonces una psicosis en torno a las ratas parisinas del todo inusual. En Nueva York o Washington corren leyendas urbanas sobre el tamaño de las ratas que, allí sí, corren por las calles con más normalidad, pero no en París.

Seguro que no estamos en esas circunstancias en la plaza de La Maurina, pero es evidente que allí se está dando una situación que merecería la atención de las autoridades municipales. La queja vecinal tiene fundamento puesto que el redactor de Diari de Terrassa que firma la información que abre hoy el periódico, lo pudo comprobar sin necesidad de esperar mucho rato a que apareciesen los roedores con la mayor de las naturalidades.

Es cierto que no se puede erradicar la presencia de las ratas en la ciudad; seguramente la consideración de plaga deba cumplir algunos requisitos técnicos que quizás no se den en la plaza de Francesca Llonch, pero de lo que no cabe duda es que allí hay muchas y deshinibidas, por lo que no estaría de más echar un vistazo a la plaza y ver si se puede, al menos, paliar el problema.

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