El presente mandato municipal ha puesto de manifiesto diversas cuestiones. En primer lugar, que un equipo de gobierno débil puede ser un problema de una cierta gravedad, pero al mismo tiempo genera dinámicas (desconocidas en Terrassa desde 1979) que obligan a la negociación sin condiciones y al pacto. Por lo tanto, una situación de debilidad puede convertirse al mismo tiempo en una fortaleza.
Así hay que entenderlo cuando se generan debates de gran contenido político como los que se han abierto en la ciudad en los últimos años. No es necesario hacer un recorrido sobre todos ellos, pero pensemos en cuestiones relacionadas con modelos de ciudad, territorio, ordenación, crecimiento, educación, agua, limpieza o transporte. Hay que convenir que los temas se han planteado muy bien, pero no se ha profundizado en ellos todavía, cuestión sobre la que se podría proponer un “metadebate”. A pesar de ello, es bueno que, al menos, de forma puntual surjan los temas y nos hagan reflexionar.
El jueves en el pleno de ordenanzas y presupuestos, surgió otro que se presenta sumamente interesante. Plantear un debate fiscal, tal como sugería el portavoz de Esquerra Republicana, Isaac Albert, no es sólo hablar de impuestos para hacer un presupuesto municipal. Se trata, como bien observaba, de establecer modelos de ciudad. La ciudad no se puede pensar desde planteamientos igualitarios, porque la ciudad no es igual y la redistribución empieza por la recaudación.
Se puso sobre la mesa una realidad que debe condicionar la política fiscal de la ciudad. El paro se ha reducido de un 24 a un 13 por ciento, pero eso no quiere decir que la ciudad sea más rica, porque el gasto social ha crecido. Ese dibujo nos habla de precariedad y nos habla de desigualdad. Nos habla de una ciudad más pobre en la que sus ricos siguen tributando en otras poblaciones.
El debate fiscal pone sobre la mesa si el IBI tiene más recorrido o no o si debe reformularse la tasa de residuos. Se habla de recuperar el viejo impuesto de alcantarillado, que en la “administración Royes” se diluyó en el de la basura (seguimos teniendo un problema grave con el alcantarillado, pero ya saldrá).
El alcalde Vega hizo suya la propuesta de ERC y propuso asimismo un gran pacto fiscal de ciudad. Quizás ha llegado ya el momento de dar forma a todos estos debates que se han dejado en abierto. O, si eso, ya después de las municipales.