La secuencia de adversidades empezó para él con el corte que se hizo en una mano al entrar en el bar. Se hirió, al parecer, con el vidrio que acababa de destrozar. Y prosiguió con la pronta llegada de una dotación de los Mossos d’Esquadra, que lo encontraron, el lunes, de madrugada, allí dentro. Estaba agazapado en el almacén del establecimiento que había asaltado, en pleno Parc de Vallparadís.
No era la primera vez que el mismo individuo terminaba en los calabozos por una acción delictiva similar. En su historial figuraban ya nueve antecedentes policiales por hechos análogos a los perpetrados, presuntamente, el lunes en el Parc de Vallparadís. Lo habían detenido antes por varios robos con fuerza, algunos en coches estacionados.
Eran las 00.35 cuando el sistema 112 comunicó a los Mossos d’Esquadra de Terrassa la alerta sobre un posible robo en un bar, en el sector de Can Palet. Había saltado la alarma de seguridad.
Una patrulla de la unidad de seguridad ciudadana de los mossos se dirigió al establecimiento, enclavado en el parque. Bajaron los agentes. Rodearon el local en una somera inspección inicial. No tardaron en ver los destrozos en el vidrio de una puerta corredera.
Los daños eran compatibles con el procedimiento añejo de la pedrada. Se introdujeron los agentes en el bar, con tiento, y observaron más signos de allanamiento. Había cosas revueltas, otras por el suelo.
Agazapado
Revisaron la sala, miraron al otro lado de la barra, y se adentraron en una suerte de almacén. Allí vieron al asaltante, agazapado.
El individuo no mostró resistencia. Lo habían pillado. Los policías apreciaron que había sufrido un corte en una mano. Lo detuvieron. El sospechoso, de 30 años, vecino de Terrassa, de origen dominicano, fue trasladado a la comisaría de Can Tusell para la instrucción de diligencias por un robo con fuerza.