El Terrassa FC se pasó la semana previa al derbi contra el San Cristóbal con el cuchillo en el gaznate. Un hipotético escenario con el conjunto de Ca n’Anglada por delante en la clasificación causaba pavor en las filas terrassistas y hubiese significado el punto álgido de una crisis de juego y de resultados inasumible para el proyecto deportivo más ambicioso de los últimos años. Todo ese ruido exterior, unido al sentido competitivo de un San Cristóbal ejemplar desde que aterrizó en la Tercera División, apretaba un poco más la soga al cuello de un equipo que venía de sumar sólo tres puntos en las cinco últimas jornadas.
Pero el Terrassa resolvió el capítulo más comprometido de la temporada con buena nota, acudiendo a su libro de estilo para mejorarse a sí mismo y resolviendo a través del fútbol sus dudas internas de las últimas semanas. Estuvo maduro para no verse arrastrado por el miedo externo y Cristian pareció encontrar un mejor encaje para alguno de sus futbolistas en un dibujo remodelado de nuevo en el que todo el mundo pareció sentirse más cómodo. Un mérito notable teniendo en cuenta que enfrente se encontró a un San Cristóbal embravecido por la magnitud del desafío y que tuvo momentos de protagonismo indiscutibles.
Más vértigo que pausa
El fútbol del Terrassa estaba penalizado de inicio con las ausencias de Àlex Fernández y de Ferreira, dos futbolistas que complementan la idea futbolística de Guzmán, el jugador a través del que se canaliza la faceta creativa. Cristian enterró la idea de los tres centrales para acomodar a su equipo en un 4-3-3, con Yaya en el lateral derecho, Daisuke en el extremo y Coro y Carreón en los interiores. Los egarenses tenían menos pausa en su fútbol, pero con ese centro del campo ganaron vértigo y verticalidad. Y en defensa, todo el mundo se sintió más arropado que en las últimas semanas, donde la extrema valentía de la propuesta generó inseguridad y desconfianza.
El Terrassa, además, supo esperar a que la salida volcánica del San Cristóbal fuese amainando. El conjunto de Oliver Ballabriga no respetó galones ni pronósticos, y apareció en el derbi a todo trapo. Hassen tuvo dos apariciones inquietantes en los minutos iniciales y en el minuto 14 anduvo muy cerca del gol, con un disparo que salió alto en una oportunidad inmejorable. Ese ritmo alto no desagradó al Terrassa, que sobrevivió a un primer cuarto de hora angustioso. Los locales, recuperado el protagonismo de sus laterales, empezaron a situar el partido en zonas más cercanas al área del San Cristóbal. Y las oportunidades de gol no tardaron en llegar: un centro de Yaya que Álex Alba casi introduce en su portería en el despeje; un saque de esquina muy peligroso resuelto por la defensa visitante; un disparo de Coro muy ajustado al poste; y un remate de Pallàs desde fuera del área resuelto con acierto por Dani Lledó. A la media hora de juego, el árbitro anuló un gol a Arranz por una discutida posición de fuera de juego.
Dudas iniciales
Hassen fue el principal protagonista ofensivo del San Cristóbal. Y una espectacular acción suya en el minuto 33 estuvo a punto de suponer el 0 a 1. Fue el toque de corneta para el Terrassa en el tramo final del primer tiempo, decididos los locales a poner los cimientos de la victoria. Daisuke volvió a estar cerca del gol en el minuto 34 con un remate ajustado al poste. Y en el 36, la igualdad saltó por los aires gracias a un gol de un magnífico Yaya, que remató de forma espléndida un saque de esquina ejecutado por Coro. El defensa del Terrassa tuvo otra aparición providencial tres minutos después, cuando arrancó de la bota el balón a Àlex Alba, dispuesto a marcar el empate a uno. A cuatro minutos del descanso, el Terrassa amplió la diferencia con una magnífica contra en la que Carreón tuvo una participación vital en su inicio y en el final, al rematar el balón que Dani Lledó había rechazado al disparo de Daisuke.
Con el 2 a 0, el Terrassa se refugió en sí mismo en el segundo período. A través del balón fue gestionando el partido, esperando que el San Cristóbal fuese desistiendo en su entusiasmo a través de un bajón físico. La producción ofensiva de los locales se redujo (apenas un disparo de Daisuke en el minuto 54), mientras que el San Cristóbal esperó al tramo final para dar el último arreón. Intentó el gol de la esperanza en una falta del debutante Danny Elliott y en un córner que Hassen cabeceó fuera, y lo encontró en el último segundo a través de Álex Alba.
Terrassa FC , 2 – CP San Cristóbal, 1