La vallesana Circutor, actualmente todo un referente en eficiencia energética eléctrica, celebró ayer el 45 aniversario de su fundación con un acto entrañable en su sede central de Viladecavalls que reunió a toda la plantilla, directivos y propietarios de la compañía. La empresa nació en Terrassa en un local de 80 metros cuadrados para la fabricación de transformadores y relés diferenciales para aportar soluciones a la hora de adaptar el nuevo Reglamento Eléctrico de Baja Tensión. Hoy en día, el grupo está compuesto por nueve empresas, una delegación con almacén en Madrid y once oficinas comerciales con personal propio en el extranjero. Emplea a un total de 950 personas y factura 140 millones de euros anuales (el 50% procedente de la exportación).
Ramon Comellas y Ramon Pons, accionistas únicos, constituyeron la empresa cuando aún eran estudiantes (junto a un tercer socio, que posteriormente cesó) para dar respuesta a sus inquietudes profesionales y laborales. Ayer, Pons no olvidó estos orígenes en su intervención ante la plantilla. "Hay empresas que empiezan con recursos. En nuestro caso, el proyecto comenzó de cero pero con gran ilusión y el empuje del equipo de personas que se fue formado con los años". Circutor empezó fabricando un único producto y ahora produce tres mil que responden a proyectos propios o demandas de los clientes (en los cinco continentes). Ese carácter familiar de Circutor, que no ha perdido a pesar de su alto grado de internacionalización, quedó patente en el acto celebrado ayer.
"El secreto, nuestra gente"
Después de Pons, Ramon Comellas, en su alocución, se preguntó por qué Circutor forma parte del pequeño porcentaje de un 10% de empresas que sobrepasan la cuarentena de años. "No sabemos más que otros, aunque, eso sí, tenemos gente muy buena; no tenemos más recursos que otros porque competimos con multinacionales. El secreto es nuestra gente; sin ella, no somos nada". Comellas tuvo un emotivo recuerdo para todos aquellos que han dejado la compañía por diferentes motivos y especialmente para Salvador Castellà, director comercial, que falleció recientemente. "Sin él, Circutor no sería lo que es", afirmó este empresario. Todo el equipo humano de Circutor participó en una comida de hermandad, a la que le siguieron los discursos de los propietarios y de Ferran Gil, gerente de la compañía. "La situación de éxito no es gratuita, responde al esfuerzo diario de todos", dijo, y se refirió también a las familias propietarias, que "siempre están ahí, en los momentos fáciles y en los difíciles". En el acto se habló del presente y del futuro. Ramon Pons se refirió a la "calidad y fiabilidad de los productos de la empresa", una característica que se debe "conservar con esfuerzo y dedicación", e incidió que el futuro se debe "encarar con potentes proyectos utilizando las herramientas actuales y futuras y escuchando a los clientes".
Por su parte, Ramon Comellas hizo hincapié en los valores propios de la empresa, que se fueron forjando con los años. "Lo importante no son los valores en sí, sino cómo los hemos logrado: viendo nuestras virtudes que queríamos que continuaran en el tiempo". El futuro pasa no por vender "productos, sino soluciones" y por continuar con una política que ha puesto a clientes y trabajadores en el centro. Y de esta manera, a la propia empresa. "Nosotros hemos ganado dinero para hacer una empresa, y no al revés, eso nos ha ayudado a superar bien momentos difíciles como la crisis que empezó en 2008". Tras los discursos hubo un pastel de aniversario y un brindis con cava por el futuro. Y después, cómo no, una gran foto de familia.