La jornada lectiva de ayer para unos seiscientos alumnos de secundaria de los institutos Les Aimerigues y Matadepera y de los centros Salesians, Sagrat Cor Tecnos arrancó de modo distinto. Acudieron a su centro y desde allí se desplazaron hasta el Teatre Principal para asistir a una clase sobre derechos humanos con tres ponentes de excepción: Marisa Franco, de EEUU, Janahuy Paredes, de México y Ramón Esono, de Guinea Ecuatorial.
El acto, que fue presentado por el concejal de Solidaridad y Cooperación Internacional, Adrián Sánchez , y conducido por el periodista Oriol Carreras, de Canal Terrassa, fue un relato en muchos pasajes conmovedor, en la medida que los tres denunciaron las políticas que se llevan a cabo en sus países contra las personas más vulnerables por el hecho de ser diferente; de ser inmigrante, de pensar distinto; de ser activista social y político o por defender una identidad de género o una religión que no es la que se acepta.
Marisa Franco, de origen mexicano, fue la primera en abrir el turno de exposiciones. Marisa, que emigró a EEUU, es una de las personas que abandera la lucha por lo derechos de las personas migrantes y contra las deportaciones de su país. La activista explicó que "EEUU se ha convertido en un ‘reality" en cuanto que el presidente de este país, Donald Trump, dice mentiras cuando habla de la política de inmigración". Marisa detalló que "Trump no ha construido ningún muro en la frontera que separa a México de EEUU y los mexicanos siguen saltando la valla a pesar de que pueden perder la vida, por que la zona es un desierto que puede alcanzar los 60 grados de temperatura y está llena de policías que retiran los cubos de agua y provoca la muerte de muchas personas frustrando su intento".
Marisa quiso dejar constancia también de que Trump no el único que ejerce las deportaciones. "Ya se aplicaba este tipo de estrategia con Obama, el cual deportó a dos millones de personas". Y recordó que en tiempos de Obama ya se crearon movimientos en defensa de los derechos humanos donde se volcaron los colectivos más vulnerables como LGTB, jóvenes y niños. Sí que matizó que "con Trump es peor porque sus prácticas son un delito". Marisa se emocionó, de un modo especial, cuando comentó unas fotografías que se proyectaron en la pantalla, en las que se veía como la policía detenía a las familias en las fronteras y se llevaba a sus hijos. Nos impresionó de un modo particular la imagen de una niño que se enfrentaba a un juez de inmigración y la de una niña que lloraba mientras su padre era cacheado por la policía.
Desaparecidos
La historia de Janahuy Paredes, también de México pero que sigue residiendo en su país de origen, fue aún más estremecedora, puesto que le era muy próxima. Janahuy contó que se implicó en el movimiento de defensa de los desaparecidos forzados por la necesidad de hallar a su padre de quien no sabe nada desde hace once años. "Cada día se llevan personas en México y desaparecen. Son luchadores sociales, defensores de los derechos humanos, críticos con el régimen…. Es una práctica que ha genera terror y represión. Y que ellos esconden bajo operaciones de narcotráfico. Y no puedes poner ninguna denuncia. Si lo haces, te amenazan con la muerte".
Janahuy citó casos recientes como el de un grupo de 43 estudiantes que iban a manifestarse el 2 de octubre en el aniversario de, hace cincuenta años, de una masacre que el ejército mexicano ejerció con cientos de jóvenes en una plaza pública de México. "Los 43 jóvenes han desaparecido. Nadie sabe nada. El régimen está creando un escenario de terror,. Las desapariciones forzadas son un crimen planeado que hiere emocional y socialmente a la familia y a la comunidad", señaló.
Y también repercute sobre la economía del territorio. "A veces se llevan comunidades enteras de un lugar a otro. ¿Por qué? Para tener el control de estas zonas y ofrecerlas a las empresas transnacionales que se implantan ahí para explotar los recursos naturales". Por lo que consideró que el objetivo es político y social y también económico.
Ramón Esono, dibujante y caricaturista en Guinea Ecuatorial, comprometido con la denuncia de la vulneración de los derechos humanos, apeló al auditorio a tomar conciencia de los hechos explicados por sus compañeras en México y Estados Unidos. "Hay demasiadas cosas oscuras", señaló Ramón, quien contó que su arte y activismo le había costado seis meses de cárcel y que luego salió en libertad por falta de pruebas y por la presión internacional.
Por un futuro mejor
El artivista, como se define, quiso concienciar a los jóvenes que le escuchaban que son unos chicos privilegiados. "Los chicos de mi pueblo sueñan con estar aquí, con tener mochilas, teléfonos móviles con internet… pero hay que recurrir a la memoria para no perder la historia. Vosotros tenéis esto porque vuestros familiares y antepasados han luchado por una sociedad más libre. Tenéis pues una responsabilidad para construir un futuro mejor".