"Fui a los bosques, porque quería vivir exclusivamente solo para hacer frente a los hechos esenciales de la vida, y no descubrir al morir que no había vivido." Esta frase de Henry David Thoreau, gran filósofo de la naturaleza, autor de "Walden, la vida en los bosques" recibe en la entrada de la sala Muncunill a los visitantes de "El bosque", la "instalación performativa" de cuatro días (un total de veintisiete horas y media, estará abierta y activa) que se inauguró ayer por la tarde y con ella, arrancó el festival TNT.
Una treintena de personas nos adentramos en "El bosque" cuando, a la hora en punto, el jefe de sala nos dijo que ya podíamos hacerlo. Para encontrarnos con un espacio central sumido en la penumbra, con montones de ramas de árboles, y troncos apoyados en las paredes. Dispersos por la sala, algunos jóvenes, con el rostro oculto por pañuelos y gafas negras, en el suelo, reclinados sobre las ramas, mirando el móvil o dormidos.
La sensación de pasear por una especie de bosque onírico se veía reforzada por un intenso olor, del humo que, de tanto en tanto, expedían unos aparatos. Nada tenía que ver con los sonidos de la naturaleza, y mucho con el "ambient noise", la banda sonora, servida por dos dj’s desde el fondo de la sala.
"Ninis" en acción
En espacio aparte se proyecta un vídeo con jóvenes que también parecen estar, en lo vital, vegetativos. Porque los "ninis", jóvenes que ni estudian ni trabajan, son uno de los motivos de este proyecto de Juan Navarro y Pablo Gisbert. Durante cuatro días, "El bosque" evolucionará con acciones de estos "ninis". Ayer cogieron los troncos y comenzaron a montar cabañas. Su primera jornada acabó a medianoche.
Obra: "El bosque"
Lugar: Sala Muncunill
Horarios: Hoy, de cuatro de la tarde a 11.30 de la noche. Mañana, de doce del mediodía a 11.55 de la noche, El domingo, de once de la mañana a dos de la tarde.
Precio: Entrada gratuita
