El waterpolo español ha vivido un verano extraordinario, subiendo al podio en todos los campeonatos del Mundo y de Europa que ha disputado, tanto en el apartado masculino como femenino. Un logro sin precedentes que habla del buen momento del waterpolo español, tanto en las categorías formativas como a nivel absoluto. Un papel importante en ese espléndido momento corresponde al terrassense Rafael Aguilar, director deportivo de waterpolo de la Federación Española en los últimos años, cargo al que accedió después de dejar su responsabilidad como seleccionador absoluto masculino.
¿Cómo valora los éxitos conseguidos este verano por el waterpolo español?
Yo no sé si la palabra que define lo conseguido es éxito, pero lo que me enorgullece es que se ha conseguido en todas las categorías, masculina y femeninas. No sé si en nuestro deporte lo ha hecho algún país alguna vez. La sensación de satisfacción en todo el staff técnico y en todas las personas que participan de este trabajo es muy grande.
¿Lo conseguido se explica a través del trabajo de la última etapa o hay que mirar hacia bastante más atrás en el retrovisor?
Hay que mirar mucho más atrás, porque lo que pasa ahora es la suma de muchas cosas, no lo que se ha hecho el último día. Los jugadores y jugadoras que hoy en día están en esas selecciones han requerido durante años la atención de sus clubs, de su territorial y de la Federación Española. No se podría entender un éxito en todas las categorías, como el que se ha logrado, si no miramos hacia atrás.
Países dominantes en el universo del waterpolo se están fijando en la metodología de trabajo del waterpolo español para importarla. ¿Tiene algún secreto?
En muchas publicaciones internacionales se está hablando de este boom del waterpolo español. Y no es algo de este año, porque llevamos tiempo subiendo a los podios. Lo que hace diferente a lo conseguido ahora es que se ha producido en todas las categorías. Hay países que nos observan y que han decidido aplicar planes de trabajo parecidos a los nuestros.
¿Y qué tiene el sistema de trabajo español que no tienen los demás?
Para llegar hasta aquí ha sido fundamental entender que la maquinaria se pone en marcha con la selección de jugadores que hacen los clubs, su labor de captación. Después, uno de nuestros distintivos es el trabajo que realizan las federaciones territoriales, en nuestro caso con especial relevancia la Federació Catalana. Se captan a los mejores jugadores con 14 años hasta los 18, y les damos las mejores condiciones de trabajo posible para que puedan hacer un waterpolo dirigido al alto rendimiento. En Catalunya, por ejemplo, ese centro está en el CAR, lo que nos ha permitido dar un salto cualitativo porque nuestros jóvenes estudian donde entrenan y tienen unas condiciones de trabajo excelentes. Y luego llega el trabajo de las selecciones nacionales. Una de las claves de todo hay que dársela a los clubs que dan a la gente joven con condiciones la posibilidad de jugar en las mejores categorías. Sin eso, no tendríamos futuro.
En ese sentido, se ha dicho que el debilitamiento de las Ligas españolas ha abierto la puerta a jugadores jóvenes que en otros escenarios lo hubiesen tenido más difícil para llegar tan rápido.
Yo quiero pensar que los clubs españoles son valientes, pero también es cierto que la crisis no permite tener otro tipo de jugadores. De la crisis hemos hecho una oportunidad.
¿Esos éxitos garantizan un futuro esplendoroso a corto plazo?
No. Estar en la elite del waterpolo mundial es muy complicado. Competir entre los ocho mejores es difícil y obtener medallas exige mucho trabajo. Tener unas categorías formativas de buen nivel es imprescindible, pero hay que estar atentos al momento en el que los jugadores y jugadoras dejan los centros a los 18 años. Es una edad crucial, con una exigencia muy alta. Y probablemente no llegan a los equipos absolutos hasta unos años después. Igual que antes decía que la crisis había abierto las puertas a esos jugadores y jugadoras, en ese caso supone un inconveniente porque necesitaríamos unas Ligas muy potentes, muy reñidas para que sigan haciendo su formación. Y es clave obtener eso en el futuro, entiendo que es fundamental.
Uno de los éxitos más celebrados ha sido el subcampeonato europeo de la selección masculina absoluta que llevaba años alejada de los podios internacionales.
Era un resultado que llevábamos años persiguiendo. Y se ha demostrado algo que yo siempre he defendido, que hacer medalla con el masculino no impide que puedas hacerlo en el femenino. Es decir, que invertir en el femenino no supone lastrar al masculino. Es muy difícil que un país consiga medallas en los dos, existía una cierta leyenda al respecto. Se ha demostrado que es una muy buena inversión hacerlo en los dos.
La presencia del waterpolo terrassense ha sido muy significada.
El CN Terrassa es uno de los grandes clubs del waterpolo español desde hace años. Y no es sólo lo que aporta ahora a las selecciones, sino lo que ha hecho con jugadores que se han formado en el club y que ahora no están, como Álvaro Granados o Paula Leitón, que son internacionales absolutos. Pienso que el CN Terrassa puede sacar pecho. Nuestro querido Enric Guardia, que nos dejó hace unos meses, seguro que estaría muy feliz con todo lo que se ha conseguido y me hubiese llamado para celebrar estos buenos resultados. Él fue una de las personas que más trabajó por el waterpolo femenino y estaría muy feliz.