Terrassa

Acusan a un padre de abusar de su hija y a la madre de no evitarlo

Sí, confesó él ayer: hizo tocamientos a su hija, pero afectado por el alcohol. No sabía lo que hacía. Un padre acusado de abusar sexualmente de su retoño admitió ayer los hechos, según fuentes jurídicas, en el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial y que concluyó con una petición fiscal de dieciocho años de prisión para el progenitor. La madre no está exenta de culpa, según el Ministerio Público, que reclama para ella cinco años de cárcel porque, afirma, actuó de cooperadora necesaria por omisión.

La pareja, originaria de Perú, vivía en Terrassa. Él tiene 35 años. Ella, 36. El fiscal asegura que la niña, uno de los retoños del matrimonio, tenía menos de 13 años cuando fue víctima de los abusos. En una fecha no concretada, posiblemente antes del 2016, el procesado pasó una temporada con su esposa y sus tres hijos en la vivienda de su suegro.

Dice la acusación pública que el hombre aprovechó la ausencia de su cónyuge y su suegro para tocar a la niña. Para tumbarla encima de él, para meterle una mano por el interior del pantalón, por debajo de la ropa interior, para tocarle sus genitales. La niña rompió a llorar y él la besó en la boca. Intentó que la menor le agarrase el pene, pero no lo consiguió, afirma el fiscal.

Eso fue una vez. Hubo, al menos, una más. Por las mismas fechas más o menos, el acusado se tumbó junto a su hija cuando esta dormía en su habitación y le tocó la vagina por encima de las bragas y movió la mano adelante y atrás, hasta que la niña se despertó. Eso consideraba probado el Ministerio Fiscal en sus conclusiones provisionales, que ayer elevó a definitivas.

¿Por qué se implica a la madre en los hechos? Porque, según la Fiscalía, supo del primer episodio de abusos y no evitó el segundo. A tenor del relato fiscal, la menor contó a su madre lo ocurrido aquella primera vez, y la madre interrogó a su marido. Y él reconoció los tocamientos. Pese a esa confesión, la progenitora "no hizo nada para evitar que esa situación continuase" y permitió que el procesado siguiese viviendo en el domicilio familiar y continuase a cargo de la niña. La madre pudo impedir la repetición de aquello, pero su "actitud pasiva" permitió que el padre atentase otra vez "contra la integridad sexual de su hija". El escrito de acusación afirma que la víctima volvió a comunicar el ataque sexual a su madre, sin que la procesada "intentase evitar dicha situación".

Sin fundamento
El abuelo se personó en la causa como acusación particular. Ayer, según fuentes jurídicas, decidió retirar los cargos contra la madre, cuya defensa pidió la absolución al alegar que la acusación carece de fundamento, pues la mujer echó de casa al marido cuando conoció el primer hecho y, al parecer, hizo llegar a su hija la necesidad de presentar denuncia. La menor se negó, según esa versión.

"Me hizo daño", contó ayer la víctima. El fiscal señala que los hechos trascendieron el ámbito familiar cuando la niña los explicó a su tutora en el centro educativo donde cursaba la ESO. El juzgado de instrucción número 1 de Terrassa abrió el sumario. La sección 20 de la Audiencia Provincial dejó ayer el caso visto para sentencia.

El fiscal reclama que el acusado sea condenado a doce años de prisión (y después a ocho años de libertad vigilada, y a la privación de la patria potestad de sus tres hijos) por un delito "de abuso sexual con penetración a menores de 13 años", y a seis años más de cárcel por el segundo delito, de abuso sexual. Para el Ministerio Público, la mujer es culpable de abuso sexual como autora "por cooperación necesaria" y debe ser castigada con cinco años de prisión. Entre uno y otro deben pagar 60.000 euros de indemnización a la víctima, que presenta "secuelas psicológicas compatibles con un trastorno de estrés postraumático de carácter moderado".

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