El curso empieza y el Govern de la Generalitat parece tener como prioridad gestionar de otra manera, o quizás, mejor dicho, gestionar finalmente el asunto de la segregación escolar, esto es, la concentración no planificada de alumnado extranjero en centros determinados. El conseller Bargalló en su rueda de prensa de inicio de curso hizo especial mención de este asunto, que afecta especialmente a Terrassa, ciudad que no debe presumir de ser la que mayor segregación escolar registra de toda Catalunya.
El conseller, con amplia experiencia tanto en la docencia como en la dirección de la política educativa catalana, es consciente de que en algunas ciudades de Catalunya tenemos un grave problema que estigmatiza a algunos colegios y que, sin duda, genera desigualdad entre los alumnos. Y como decimos, Terrassa no es ajena a esta cuestión y ya llevamos dos años esperando a que se realice el estudio encargado a la Universitat Autònoma para encontrar una solución al problema. El conseller habló de un pacto global contra la segregación; de modificar el decreto de admisión de alumnos para modificar las ratios y excluir los centros de la matricula viva su fuese necesario en función de sus perfiles para promover con ello la diversidad; elaboración de un mapa de centros concertados para analizar las condiciones económicas y sociales de cada uno de ellos.
El proyecto no fue presentado con detalle, pero da la impresión que el Govern quiere ponerse en serio con este asunto, pero habrá que ver qué capacidad tiene de llevarlo a cabo si unas elecciones vuelven a paralizar la acción de gobierno en Catalunya. El actual equipo del president Torra está aterrizando no sabemos el recorrido que tendrá.
El problema es excepcionalmente complejo, en especial en Terrassa, puesto que hasta ahora no se ha abordado de forma global con un plan específico que necesitará sin duda de la implicación de toda la comunidad educativa y de la concienciación de la administración de que una forma de luchar contra la desigualdad que genera la segregación es la de aumentar los recursos de los colegios afectados si no se consigue dibujar un mapa más igualitario. En ese sentido las soluciones que se buscan de forma individualizada pueden generar en un futuro cercano una cronificiación del problema.