La Esmeralda cerró sus puertas el viernes, 31 de agosto, tras casi un siglo de actividad en la ciudad. La histórica y emblemática mercería de la calle de Sant Pere ha cerrado por jubilación de la tercera generación y porque los hijos de esta ya no deseaban continuar con la tienda porque han elegido otras ocupaciones laborales. Los gestores actuales anunciaron en julio que habían entrado en periodo de liquidación de su género y artículos. El 31 de julio se tomaron un descanso y el día 22 de agosto volvieron a abrir. Los últimos días han sido especiales para titulares y clientes. Carme Vigués, descendiente de la familia fundadora, ha explicado que "han sido muchas las muestras de agradecimiento de clientes y amigos que han venido a la tienda y nos han querido acompañar hasta el final. Estamos muy contentos por esta fidelidad. Y, a la vez, como muchos clientes también nos sentimos tristes. Son sensaciones contrapuestas Es una lástima pero somos conscientes de que había que bajar la persiana y que no podíamos dar marcha atrás". La Esmeralda, la tienda que cierra, fue impulsada por Florenci Julià. A lo largo de lo últimos años, dos personas, Maria Dolors Julià y Paco Alegre, ya fallecidas, han sido claves en el funcionamiento del negocio por estar durante décadas tras el mostrador.