Después de un duro año de trabajo, llegan las ansiadas vacaciones. Pero durante el periodo de descanso, además de alejarnos de la rutina, tendemos a aparcar las buenas costumbres, algo que puede pasar factura a nuestra salud. Los especialistas de la Fundación Española del Corazón nos explican cómo vivir unas vacaciones cardiosaludables.
La primera de ellas es hidratarse y cuidar la alimentación, según recoge la agencia Efe. Señalan que no hay nada de malo en comer fuera de casa siempre que controlemos las grasas y la sal. “Es buena idea optar, al menos de vez en cuando, por platos cocinados al vapor, a la parrilla o a la plancha y procurar que las verduras y hortalizas no se queden fuera de nuestra dieta. Los pescados también son buena elección”, proponen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que para tener una alimentación sana es preciso comer frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Así, recomienda consumir al menos 400 gramos de frutas y hortalizas al día: cinco porciones.
Otro de sus consejos es limitar el consumo de grasa al 30% de la ingesta calórica diaria. Las grasas no saturadas (presentes en alimentos como el pescado, los aguacates, los frutos secos o el aceite de oliva, entre otros) son preferibles a las grasas saturadas, que se encuentran, por ejemplo, en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y coco, la nata, el queso y el ghee. Además, las grasas trans se hallan en los alimentos procesados como margarinas, galletas, pasteles, pizzas congeladas, etc. Del mismo modo, la OMS indica que hay que limitar el consumo de sal a menos de cinco gramos al día (lo que equivale a una cucharadita de café) y consumir sal yodada.
Bien hidratados
También es necesario recordar la importancia de beber agua con regularidad, sobre todo durante el verano. “El ser humano carece de un mecanismo de almacenamiento del agua, por lo que es preciso reponer las pérdidas que se producen a diario a través de la orina, las heces y el sudor con un buen aporte de líquido en nuestra dieta”, señala Aída Iglesias, miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC).
“No debemos olvidar que la sed es una señal que nos avisa de que hay que beber líquidos. No es saludable aguantar sin beber. Por el contrario, se recomienda beber sin esperar a tener esta sensación”, añade la doctora Iglesias. Hay que beber agua durante todo el día (un mínimo de dos litros a ser posible) e incluso obligarnos, en el caso de los mayores.
Los cambios de rutina hacen que nos olvidemos de tareas cotidianas como tomar una pastilla, más aún si hemos cambiado de zona horaria. Por eso es buena idea poner una alarma en el teléfono móvil que nos recuerde cuándo tomar la medicación.
Síndrome del turista
Los especialistas de la Fundación Española del Corazón también destacan la necesidad de intentar evitar el síndrome de la clase turista, sobre todo entre quienes padecen alguna patología coronaria. En este sentido, aclaran que los pacientes con enfermedades cardiovasculares pueden viajar en avión sin peligro. No obstante, explican que durante los trayectos largos aumenta el riesgo de padecer el síndrome de la clase turista que se puede producir cuando permanecemos quietos en un lugar reducido durante un tiempo prolongado. “Consiste en una dificultad en el retorno de la sangre al corazón, lo que fuerza su acumulación en las venas de las piernas y puede llegar a formar un coágulo que, si se libera a la circulación, es posible que produzca una embolia pulmonar”, indican.
A modo de prevención, los especialistas de la Fundación Española del Corazón aconsejan elegir los asientos situados en los pasillos, para poder levantarnos cada cierto tiempo (una vez cada hora) y aprovechar para caminar un poco. Además, conviene hacer algunos ejercicios simples en el asiento como estirar las piernas y los tobillos. También es importante evitar cruzar las piernas, no llevar prendas ajustadas, no tomar mucho café, té ni alcohol e incrementar el consumo de agua para mantener una hidratación óptima.
Controlar el alcohol que tomamos es importante no sólo cuando vayamos a viajar en avión, sino durante todas las vacaciones, un periodo en el que tendemos a consumirlo más que en nuestro día a día habitual. Desde la Fundación Española del Corazón advierten de que la ingesta brusca y excesiva de alcohol puede provocar el síndrome del corazón “que consiste en una aceleración del ritmo cardiaco, una arritmia supraventricular que se da generalmente en las aurículas y suele presentarse en personas jóvenes, sanas y sin historia previa de arritmias”, detallan. Con estos consejos podremos disfrutar de un verano feliz y sin sobresaltos.