Cinco alumnos de primero de bachillerato del Institut Viladecavalls se convierten en “profes” por un mes para enseñar a gente mayor del municipio a utilizar las nuevas tecnologías.
Àngel Orbonés, de 64 años, trabaja como conserje en el pabellón municipal de Viladecavalls y Paula Hidalgo, de 16 y estudiante de primero de bachillerato Científico en el instituto del municipio, acude a menudo a la instalación deportiva porque juega a básquet. Vaya, que se conocen de saludarse. Durante este mes, ambos han podido conocerse aún más, aunque en circustancias y con roles diferentes, gracias a un curso impulsado por el Consistorio que acabó ayer. En él, cinco jóvenes que cursan primero de bachillerato en el Institut Viladecavalls se han convertido en “profes” y se han emparejado con once personas mayores, en grupos de cinco y seis y en días y espacios diferentes, para enseñarles a utilizar, de forma básica, las nuevas tecnologías. Àngel y Paula son una de estas “parejas TIC”, siglas de Tecnologías de la Información y la Comunicación, y están encantados con la experiencia.
Àngel posee uno de esos móviles tan antiguos que es digno de figurar en un museo y en casa no tiene ordenador. Ahora que ha hecho el curso, dice que le pedirá a su hermano, que es ingeniero informático, que le monte uno para poder navegar por la red. El principal motivo por el que se ha inscrito es para comunicarse con el Ayuntamiento por internet, explica, y se muestra agradecido con la experiencia porque, por un lado, “me ha dado la oportunidad de conocer”, afirma, y, por otro, “me ha hecho sentir joven por momentos”, añade.
Su “profe” Paula, vecina de Can Turu, resalta que el curso le ha servido para “trabajar el autocontrol y la paciencia” porque “después de explicar las cosas tienes que repetirlas muchas veces”. Acerca de su alumno Àngel, da a entender que es un poco quejica: “Me dice que no sabe hacer las cosas y luego resulta que lo sabe hacer todo”.
Dudas
Otra de las “parejas TIC” ha sido la formada por Frederic Fainé, de 69 años, y Oriol Hidalgo, de 16 y hermano de Paula, quien cursa primero de bachillerato Social. Frederic tiene un móvil en condiciones y está más avanzado en las nuevas tecnologías que Àngel porque “mi hija me ayuda y me hace chuletas para usarlo”, dice. Sobre su experiencia con el curso, este vecino de Viladecavalls está encantado porque “no hemos ido a que nos enseñen, sino a aprender lo que hemos querido. Nosotros (la gente mayor) hemos sido los que hemos pedido lo que queríamos saber”, como si de un curso a la carta se tratara.
“He aprendido muchas cosas y me han resuelto muchas dudas. Ahora ya sé utilizar el móvil sin las chuletas de mi hija”, desvela el alumno Frederic, quien al referirse a su “profe” Oriol, con quien dice que ha tenido una relación “muy sincera”, se le nota que le ha cogido afecto. “Este chaval es la ‘reostia’”, suelta a bocajarro, porque “siempre me dice que si tengo dudas vaya a su casa o lo llame” para resolverlas (y es que Frederic se llevaba “deberes” a casa para practicar).
Cuando le propusieron hacer el curso y cambiar su rol de alumno por el de profesor, Oriol accedió porque “tenía curiosidad por tratar con gente que en algunas cosas yo sé más que ellos, pero en otras ellos saben más que yo por su experiencia”. El joven abunda en esta reflexión al confesar que “al final he acabado aprendiendo de ellos, con los que me ha gustado mucho el trato”.
Al valorar lo que le ha supuesto la experiencia a un nivel más académico, Oriol lo hace de forma muy positiva y destaca tres conceptos que para él han sido claves: “paciencia, repetición y práctica”.
Bajar, guardar o enviar fotos, utilizar el correo electrónico, realizar compras por internet, ver vídeos en youtube, pedir hora en el médico o rellenar una instancia virtual son algunas de las cosas que las personas mayores inscritas en el curso han podido aprender de manos de los chavales, en una iniciativa pionera en el municipio.