Terrassa

“El fantasma de canterville”, un fantasma benevolente

El teatro de Festa Major que ofrece todos los años el Centre Cultural va unido a Joan Pera. En esta ocasión, el veterano actor y voz de Woody Allen protagonizó “El fantasma de Canterville”, de Oscar Wilde con dirección de Josep Maria Mestres y arropado por Pep Sais, Òscar Castellví, David Olivares, Betsy Túrnez y Elisabet Casanovas. Fueron casi dos horas de función sin entreacto que pasaron de forma amena y que el público agradeció con creces. Al final de la representación, casi las once de la noche del lunes, hubo generosos y fuertes aplausos y espectadores que, de modo espontáneo, se levantaron para agradecer el trabajo y el esfuerzo actoral. “El fantasma de Canterville” es una obra que se remonta a 1887 y una de las más conocidas de la escasa produccción de Oscar Wilde. Decimos escasa porque murió muy joven, a los 46 años de edad, y en condiciones que nadie desearía. Su última etapa la pasó en prisión -fue culpado por una demanda que interpuso al padre de su amante- y cuando salió se vio abocado a la indigencia. Recaló después en París, en un hotel, y fue allí donde le sobrevino un ataque de meningitis que acabó con su vida.

Triste final para un persona intelectual que conreó la prosa, la poesía y el texto teatral, además de ensayos. En la obra que nos ocupa, Wilde aborda el tema de la ambición humana en clave de la comedia, casi de vodevil. La historia nos presenta a una familia americana que adquiere el castillo de Canterville, una vasta edificación situada en la campiña inglesa. El propietario de la fortificación, Lord Canterville, que se lo vende, le advierte que hay un fantasma que anda por ahí desde hace no menos de trescientos años después de asesinar a su esposa. Pero el magnate americano, Hiram B. Otis, de talante moderno y práctico, no da crédito y piensa que todo es mitología, leyenda del pasado.

El caso es que el fantasma existe pero no da mucho miedo. Cuando toma vida humana y se sincera con su criada, con sus nuevos inquilinos y con el público, nos damos cuenta de que tiene un talante divertido e irónico y una alma comprensiva y magnánima. Y en el transcurso de sus apariciones, que son muchas, nos confiara su secreto mejor guardado, el que le llevó hace un montón de años a recluirse en ese castillo para condonar la pena de algo que le acusan pero de lo que es inocente.

En este montaje hay un personaje, el del fantasma, interpretado por un gran actor, Joan Pera, pero no es el único. Tiene a su lado un Pep Sais, en el papel de la criada Marigold Ummey y también del Lord Canterville, que le da la réplica y el contrapunto. Ambos conforman un tandem de altura y protagonizan a solas las mejores escenas hilarantes de la obra. El espectro de Canterville (por cierto, la caracterización nos recordó al científico Einstein) idea su estrategia mientras que la ama de llaves va aportando su opinión y no siempre coincidente. También da juego el rico americano que asume David Olivares. La obra, escrita con buena pluma, tiene altibajos pero el trabajo actoral y gestual se lleva nota alta.

Ficha

Obra: Oscar Wilde.
Dirección: Josep M. Mestres.
Intérpretes: Joan Pera, Pep Sais, David Olivares, Òscar Castellví, Elisabet Casanovas y Betsy Túrnez.

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