En el marco del ciclo de conferencias para tratar sobre temas estratégicos y de visión de futuro de la economía y la sociedad, la Cecot se ocupó de la Renta Básica Universal (RBU). Ramon Talamàs, miembro del comité ejecutivo de esta patronal y presidente del Club Cecot Financer i Fiscal, condujo el acto y señaló que “en la Cecot nos consideramos líderes y no podemos quedar al margen de este debate”. Explicó lo que se entiende por Renta Básica Universal y aseguró que “es difícil valorar este tema sin valorar la realidad actual”.
Tras las primeras palabras de Talamàs, intervinieron Paula Duran, profesora lectora en la Escola de Treball Social de la Universitat de Barcelona, y Araceli Muñoz, doctora en Antropologia Social por la Universitat Rovira i Virgili, que desgranaron un estudio realizado junto a Marta Llobet, titulado “La seguretat alimentària a Barcelona des d’un enfocament global i no reduccionista de les necessitats”, enfocado en dos barrios como el de Roquetes, con unos 15.000 habitantes, y el del Poble Sec, que cuenta con unos 40.000 habitantes.
La primera etapa fue entrevistar a gente mayor, inmigrantes, familias monoparentales y también a trabajadores sociales y activistas. Después se formaron grupos focales o de discusión con familias y profesionales y , al final, se realizaron unos talleres mixtos con unas cien personas. Los resultados arrojaron que, el impacto de la crisis había causado conflictos, no sólo a nivel laboral, si no que también en el ámbito familiar.
Las familias, con la crisis, y en lo que se refiere a los hábitos alimentarios, disminuyeron su capacidad adquisitiva, lo que repercutió en la variedad. El número de frecuencia de las comidas disminuyó y, en un gran número de casos, fue necesaria la demanda de ayuda exterior. Sin embargo, la vergüenza social o el miedo a la estigmatización, provoca que mucha gente se vea incapaz de pedir estas ayudas.
Duran y Muñoz alertaron de elementos críticos en situaciones como estas de crisis y que afectan a los sectores más vulnerables, como la cronificación, y que la dependencia institucional sea permanente y no coyuntural. “La crisis no sólo afecta a la alimentación, también al bienestar”, señalaron. Además, estas situaciones pueden facilitar estados preocupantes como el estrés, la incertidumbre o el sentimiento de culpa. En definitiva, la conclusión es que hay que dar visibilidad a los problemas de inseguridad alimentaria que padece mucha gente en Barcelona y buscar alternativas a estas situaciones.
La postura de la Cecot, como reveló Talamàs, es que hay que evitar que la RBU se establezca como una consolidación en algunos colectivos que se aferren a este subsidio y pierdan todo interés en buscar vías de realización personal. Además, habría que evitar abusos. Talamàs también aseguró que esta renta se tendría que basar en “la regulación definitiva del modelo educativo”.
Requiere flexibilidad
La Cecot aboga por una legislación que aporte flexibilidad en este tema, con “sistemas compensatorios” pero que no sea un gasto que desequilibre el presupuesto y aumente la deuda pública. Concluyó diciendo que “hay que seguir testanto el modelo y apostando por él”. Finalmente intervino Josep Ginesta, secretario general del Departament de Treball, Afers socials i Famílies de la Generalitat de Catalunya. Elogió a la Cecot por debatir sobre este tema y recordó que, sólo en Catalunya, existen 173 tipos de prestaciones sociales.
“Hemos ido incrementado las prestaciones, sin verlo al por mayor, con prestaciones más compactadas que satisfazcan más necesidades y esto es un problema”, comentó Ginesta. Abogó por un sistema estatal de protección social en el que “se compacten las prestaciones y que sean flexibles” y añadió que “este es un debate imprescindible.