Pocas gestas se pueden escribir con letras de oro como la que protagonizó, hace diez años, el conjunto femenino del CD Terrassa. Ganó su quinta Liga (la última que ha obtenido) y, por lo tanto, no era novedad pero, lo grande, lo heroico, fue la forma. Se coló en el "play off" casi llorando y encaró semifinales y final con el factor campo en contra. Para añadir trabas, perdió el primer partido en su feudo, en ambas eliminatorias. Sin embargo, acabó escribiendo una página brillante, apuntándose un título glorioso.
La temporada no presagiaba grandes logros. Además de perder a jugadoras de gran nivel, los refuerzos llegaron más tarde de lo previsto (aunque acabaron siendo jugadoras muy importantes para la consecución del título) y una puntal como Raquel Huertas, arrastraba una sanción de la pasada campaña, con lo que se perdió las primeras jornadas. A todo esto se unió un debut nada esperanzador, un empate a cero en Les Pedritxes ante el Sardinero, uno de los equipos con todos los pronunciamientos para luchar por eludir el ascenso, como así fue, y una entendible derrota en Sant Cugat, por 3 a 1, frente al Júnior.
Al concluir la primera vuelta, las de Alejandro Ayabarrena estaban situadas en la quinta posición, empatadas a puntos con la revelación de la Liga, el Club Egara. En la última jornada, las terrassenses se lo jugaban todo en su campo, frente a la Real Sociedad. Al CD Terrassa le bastaba un punto para clasificarse en la cuarta plaza y, como consecuencia, acceder al "play off" por el título. Tras un encuentro en el que no faltó de nada, incluso polémica por un gol anulado a las donostiarras, el 0 a 0 que reflejaba el luminoso al final de los setenta minutos permitía al conjunto egarense conseguir su objetivo.
Tocaba dirimir las semifinales con el poderoso RC Polo, primero de la fase regular, pero al que las de Ayabarrena habían derrotado en sus dos citas ligueras. En el primer partido, en Les Pedritxes, la debacle del CD Terrassa fue absoluta. Pese a que se adelantó en el marcador, el equipo egarense no pudo con el poderío de las barcelonesas que, finalmente, se impusieron por 2 a 5. Pese al descalabro, las declaraciones de las jugadoras, al concluir el partido, no eran nada pesimistas. La capitana, Maite Garreta, lo dejaba claro y manifestaba que "no hay nada perdido, esto es al mejor de tres partidos y todavía nos quedan dos".
Las palabras de la defensora del conjunto de Les Pedritxes no quedaron en nada y, en los dos encuentros pendientes en las instalaciones del RC Polo, quedó demostrado. El sábado, en el segundo partido de la eliminatoria, el CD Terrassa ganó 1 a 2, aunque tuvo que sudar tinta. Las barcelonesas se adelantaron en el minuto 7 pero, dos tantos de Laia Yurss, en cinco minutos y en la parte final del choque, alimentaron el sueño de la remontada.
Un peor escenario
Al día siguiente, el escenario empeoró para las de Ayabarrena. El RC Polo se puso con un 2 a 0 en el minuto 23 de partido, que olía a eliminación. Pero la fe de este CD Terrassa no conocía límites y, poco después, Huertas recortaba distancias de penalti-córner. En la segunda mitad, y en el tramo final del encuentro, Ayabarrena dispuso un orden en el campo con tres defensas, cuatro centrocampistas (una de ellas actuando de enganche con la delantera) y tres atacantes.
Este atrevimiento del técnico argentino obtuvo sus dividendos y, a un minuto para el final del tiempo reglamentario, y jugando con una menos por una tarjeta amarilla a Agustina Di Bernardo, Huertas logró equilibrar el marcador, al transformar heroicamente el séptimo penalti favorable a su equipo. Después de una cruenta prórroga, y en la decisiva tanda de strokes, para desentrañar quién estaría en la final, el CD Terrassa se impuso por 2 a 4, con los tantos de Huertas, Inés Arrondo, Marta Prat y Zarina Marchioni.
Y quedaba la gran final. El rival no era un equipo cualquiera. Ese Júnior contaba con jugadoras muy destacadas en esos momentos. Obviamente, la calidad del elenco de jugadoras del CD Terrassa no le iba a la zaga pero, el resultado del primer partido, en Les Pedritxes, parecía ser el preludio del punto final de las egarenses en esta competición.
El conjunto terrassense perdió en Les Pedritxes por 0 a 2 y la aventura parecía llegar a su fin, pese a que, en sus declaraciones, las integrantes del equipo y su entrenador, no perdían la fe ni la esperanza de otra remontada. Y fue así.
Un 0 a 4 en Sant Cugat
En el segundo partido, en Sant Cugat, el CD Terrassa arrolló al Júnior, al que superó por 0 a 4. Ya en el tercero y definitivo, la igualdad y la presión presidieron el juego. Se tuvo que ir a una prórroga en la que, en el quinto penalti-córner que lanzaban las de Ayabarrena, llegaría el gol definitivo, obra de Agustina Di Bernardo. La explosión de alegría fue de época. La trayectoria del equipo, lo merecía.
De aquella gesta sólo permanecen en el equipo la actual capitana del equipo, Sílvia Gabarró, y la centrocampista Mar Roig, ambas muy jóvenes en ese año. En el encuentro decisivo, Ayabarrena alineó de entrada a un once itutlar compuesto por Isa Barguñó en la portería, Marta Folch, Maite Garreta, la holandesa Saskia Reuhman y Sílvia Gabarró en la línea defensiva, un centro del campo formado por Agustina Di Bernardo, Marta Prat e Inés Arrondo, mientras que en la delamntera actuaron Zarina Marchioni, Raquel Huertas y Laia Yurss. Para Garreta y Prat, fue su quinta Liga, todo un récord. En el banquillo estaban Marta Domper, Irene Casasayas, María Valladares, Xantal Giné y Mar Roig.