Opinió

Haciendo país, de verdad

Es verdaderamente penoso que dos hombres públicos de Catalunya hayan tenido sus momentos nefastos en los que "metieron la pata hasta el corvejón".

¿O no fue fruto de unos momentos de nefasta inspiración y realmente es una idea "medular" que les perseguirá de por vida y que serán incapaces de sacarse ese velo que todo lo enturbia, y no les permite ver a su alrededor ejemplos en que españoles y andaluces, afincados en esta tierra, demuestran precisamente lo contrario, haciéndola grande?

Ya que no parecen enterarse de cuantos en esta tierra existen, trabajan y pasan de sus teorías, podría mostrárseles a esos dos señores, y a cuantos seguidores les acompañan en su forma de pensar, multitud de ejemplos de uno y otro lado que invalidan sus teorías sobre el ADN.

Me venían a la mente estos pensamientos al repasar lo publicado en la prensa hace pocos días, con motivo de haber premiado la trayectoria empresarial de un andaluz, y por tanto español, una de las más importantes cámaras de comercio de Catalunya.

La tradicional laboriosidad de Catalunya debería hacer que los máximos responsables de la Generalitat conociesen, mimasen y apoyasen mucho más a estos emprendedores "que de verdad hacen país" que a buena parte de los que vienen siendo motivo de sus desvelos.

Un señor venido de crío de Andalucía, que sin ningún apoyo, más que su férrea voluntad y continuado esfuerzo, y la inteligencia que de sus predecesores heredó, es capaz de llegar a crear uno de los grandes imperios que dan vida, trabajo, impuestos y renombre a esta Catalunya que algunos se empeñan en cerrar sobre sí misma y que nuestro personaje, mientras ha tenido que ir oyendo tal sarta de criterios oficiales, ha creado un complejo empresarial, al que la capacidad de innovación, el esfuerzo continuado y la capacidad de visión de este andaluz de pura sangre, temple férreo y nacido para ser empresario de pro, aunque en su tierra no los hubiese, hace que Catalunya esté presente en cincuenta países. Que tengan filiales comerciales en Reino Unido, Francia, Alemania, Portugal y Hong Kong y de su muy importante producción exporten casi el 75 por ciento.

A eso se llama hacer país, mientras otros pasan la vida mareando la perdiz, buscando y creando diferencias y luchando exclusivamente por su poder.

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