Apenas a 5 kilómetros de la prisión de Estremera se encuentra el restaurante "El Quijote", un rancho a mitad de camino entre el municipio de Estremera y la prisión, que se ha convertido en protagonista de las crónicas desde el recinto carcelario. El teléfono del terrassense Antonio Picasso, propietario de "El Quijote", corre por los móviles del independentismo catalán como la pólvora. No hay letrado, familiar, colla castelera, periodista o amigo de recluso que no pida el contacto para comer "a la catalana" en el corazón de la meseta.
El sábado coincidimos con Antoni a la salida de Estremera. Regresaba de cocinar una fideuà para los periodistas de distintas cadenas de televisión. "Nací en Sant Pere Nord -nos explicó-, trabajé muchos años como recaudador de Cirsa en Latinoamérica, después he regentado hoteles y restaurantes, el bar de la prisión y ahora tengo ‘El Quijote’ y el restaurante ‘108’".
Emprendedor donde los haya, Antoni asegura que en su local "catalanes y madrileños se respetan. Primero había cierto recelo, pero ahora la convivencia es buena, cada uno va a lo suyo".
A Picasso le encanta "recibir catalanes". Por el "Don Quijote" han pasado Artur Mas, Quim Torra y Josep Rull, cuando estaba en libertad. "Él corrió la voz del restaurante. Me pagó con un billete de 20 euros con el sello de los presos políticos".
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