Terrassa

El ladrón que rompió un diente a puñetazos a una víctima

Con sólo 23 años, su historial era ingente. Tenía ya trece antecedentes cuando, entre el 5 de marzo y el 30 de mayo, asestó cuatro golpes en Terrassa y en Viladecavalls. Tres, los primeros, fueron hurtos, robos al descuido, con maña pero sin violencia. El cuarto fue violento. Tanto, que el delincuente arreó varios puñetazos a su víctima y le fracturó un diente. Los Mossos d’Esquadra han detenido al sospechoso y un juez lo ha metido en la cárcel.

Preguntaba algo sobre la actividad del lugar, se ganaba la confianza de los empleados o caminaba con disimulo, parapetado en una supuesta conversación por su teléfono móvil, y se introducía en el sitio elegido para el zarpazo. Ese surtido de modos de operar usaba el ratero para acceder a sus objetivos.

El primer hurto de la serie, de esta serie última, lo perpetró el pasado 5 de marzo en un taller mecánico de la calle de Còrdova, en el barrio de Ègara. Fue a media mañana. El tipo entró en el local como si fuera un potencial cliente. Pidió información sobre una reparación. Una vez atendida su consulta, el individuo se marchó. No se trataba de un cliente posible. Se trataba de un ladrón que ya había hecho su trabajo. Los responsables del taller se dieron cuenta de que les faltaba un ordenador portátil. Visionaron los vídeos de seguridad. Allí estaba el sujeto aquel, robando el portátil.
Hubo un paréntesis hasta el 14 de mayo, cuando los mossos supieron de una sustracción similar ejecutada en un taller de la calle de Joan Lluís Vives, en Viladecavalls. Esa vez el botín consistió en un aparato de telefonía. Nadie vio al ladrón, pero las cámaras de seguridad sí captaron la secuencia de su entrada y salida del local.

El tercer hurto lo cometió al día siguiente, el 15 de mayo, en una escuela ubicada en la calle del Cardaire, en el Centre de Terrassa. Unos maestros observaron la presencia de un chico en el colegio; el individuo aquel llegó a preguntar por la ubicación de los lavabos. Pocos minutos después había desaparecido un ordenador portátil.

La agresión
Lo del 30 de mayo no fue un hurto. Lo era, pero terminó en robo con violencia. El delincuente se introdujo en un taller de la calle de Ramón y Cajal y se apoderó de 120 euros guardados en un cajón. Un trabajador sorprendió al intruso y trató de pararlo, pero el asaltante atacó al testigo. Le propinó puñetazos y le fracturó un diente.

Mossos de la unidad de investigación analizaron los vídeos y hablaron con testigos. Identificaron al malhechor y montaron un operativo para darle caza. Detuvieron al joven, español, vecino de Terrassa, el 11 de junio. El juzgado de guardia lo envió a prisión. 

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