Esta vez quien transitaba ebrio (presuntamente) no era el conductor del vehículo atropellador, sino el propio atropellado, la víctima, el herido. Lo golpeó un coche el sábado en la intersección de la calle de Bartomeu Amat con el paseo del Vint-i-dos de Juliol, en Sant Pere.
El 112 se puso en contacto con la Policía Municipal a las 9.45 de la noche: se acababa de producir un atropello en el referido cruce.
Una dotación policial acudió al paseo del Vint-i-dos de Juliol. Allí, en la esquina con la calle de Bartomeu Amat, junto al casal cívico, estaban la víctima y el coche.
Los agentes solicitaron a su central un aparato de detección de consumo de alcohol para que el conductor soplase. Y el conductor sopló, pero el resultado fue negativo. Cuando hablaron con el peatón, los guardias observaron que posiblemente se hallaba bajo los efectos del alcohol. Debía someterse al test aunque fuese un transeúnte, pues estaba implicado en un accidente.
Prueba de sangre
Sopló, pues, el atropellado en el aparato de medición orientativa, y el nivel arrojado fue positivo. Muy alto: 0,92 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Una ambulancia lo trasladó al hospital universitario MútuaTerrassa para que fuera atendido de sus lesiones y unos agentes se desplazaron al mismo centro sanitario para realizar allí la prueba definitiva, la de precisión, pero el peatón prefirió dar su consentimiento para una extracción sanguínea. La muestra ya ha sido tramitada al departamento de atestados de la policía.
La intersección donde tuvo lugar el atropello está regulada por un grupo semafórico. Las indagaciones del cuerpo local apuntan a que, al parecer, el viandante tenía su semáforo en rojo, pero cruzó la calzada. El conductor del coche no pudo evitar el impacto.