El cadáver de la niña de 13 años que fue asesinada ayer en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) apareció escondido debajo de un colchón en casa de un vecino de los abuelos paternos de la menor, un hombre de 42 años que se había instalado en el piso de sus padres y que se limitó a repetir: “Yo no he sido”.
El jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra, el intendente Toni Rodríguez, ha explicado en rueda de prensa que fueron dos tíos de la menor quienes irrumpieron en casa de este vecino al sospechar de su actitud y quienes hallaron el cuerpo de la niña, que presentaba heridas de arma blanca.
Pese a estos indicios, habrá que esperar a la autopsia para confirmar la causa de la muerte, al igual que la motivación del crimen, cuya investigación se halla bajo secreto de sumario por orden del juez.
Los dos tíos de la niña que encontraron el cadáver decidieron acudir por segunda vez hasta el piso del detenido e irrumpir dentro cuando abrió la puerta porque desconfiaban de las respuestas que el hombre dio a la policía, que previamente había preguntado a todos los vecinos de la finca tras llamar puerta por puerta.
La menor, que tenía un pequeño grado de autismo, había seguido esa tarde lo que era prácticamente una rutina: al salir de la escuela se fue a casa de sus abuelos paternos, en la avenida Cubelles de Vilanova, y allí esperó hasta que su padre la fue a recoger en su coche, alrededor de las 19 horas.
Cuando el progenitor avisó de que la estaba esperando delante del bloque, la menor salió de casa de sus abuelos, pero el padre nunca llegó a verla salir por la puerta del edificio.
Pese a ello y pensando que había podido salir sin él darse cuenta, el padre inició la búsqueda de la menor a pie por los aledaños de la finca, y avisó a su pareja sentimental para que hiciera lo propio en coche. También avisaron a la madre, que estaba fuera de la ciudad y que pidió ayuda a través de las redes sociales.
Cuando aún no había pasado una hora de la desaparición, el padre se encontró con agentes de la Policía Local de Vilanova, que se activaron al conocer la situación, y hacia las 20:30 horas, los Mossos se sumaron a la búsqueda.
Los agentes llegaron a la conclusión de que era difícil que la menor hubiera salido del bloque y, además, como no era la primera vez que la niña “se desorientaba o se escondía”, decidieron primero registrar a conciencia el piso de los abuelos.
Como no la encontraron, dos de los tíos de la menor y agentes de la policía empezaron a llamar a las puertas de todos los vecinos de la finca, siendo el del primero primera el único que tardó en abrir, y lo hizo envuelto en una toalla, como si se acabara de duchar.
Poco tiempo después, los dos familiares decidieron regresar al mencionado piso porque les había parecido que la actitud del hombre era sospechosa, una inquietud que fue a más cuando observaron que se expresaba de forma incongruente.
Así las cosas, decidieron entrar por su cuenta dentro del domicilio y finalmente hallaron el cadáver de su sobrina debajo de un colchón que estaba mal puesto, en una habitación visiblemente revuelta.
Solo pasaron unos minutos hasta que la policía local detuvo al presunto autor de la muerte, que se limitó a repetir “Yo no he sido”. Al salir del bloque para ser conducido a comisaria, el detenido tuvo que ser protegido de una multitud que se había congregado frente al edificio al haber trascendido el crimen entre el vecindario.
El intendente Rodríguez ha destacado que todo apunta a que los hechos sucedieron de forma “muy rápida” y ha pedido esperar a los resultados de la autopsia para concluir cuál fue la causa de la muerte de la menor, cuyo cadáver se levantó de madrugada ante la presencia de tres jueces. Por el momento, se están analizando algunas armas blancas que pudieran causar las heridas de la niña.
Asimismo, ha destacado la actitud “encomiable” y la “diligencia” de los familiares de la menor: “No hay negligencia ni descuido de la familia, todo lo contrario”.
A lo largo de la mañana de hoy se hará un registro en el domicilio del detenido, que hoy no pasará a disposición judicial, y se intentará profundizar en el perfil del hombre, que tiene una hija y por lo menos un antecedente policial, por amenazas leves a su exmujer y a su hija durante el proceso de divorcio.
Todo apunta a que el hombre vivía desde hacía poco en el piso de la Avenida Cubelles con sus padres, de edad avanzada, que en el momento de los hechos no estaban en el domicilio.