Este domingo ha tenido lugar la tradicional exposición de vehículos de época modernista en la ciudad. Por la mañana, los visitantes pudieron ver todo tipo de coches y motocicletas antiguos, primero parados y luego en movimiento. Los vehículos hicieron una ruta que les llevó a dar dos vueltas por la Rambla d’Egara y hasta Ullestrell, donde hicieron parada. El recorrido terminó en la Plaza Didó, otra vez en Terrassa.
El evento fue organizado por el Ayuntamiento de la ciudad y por la Escuderia Motor Atlètic Terrassa Hockey Club, cuyo presidente, Jaume Soler, ha asegurado que está "muy contento y orgulloso de cómo se ha desarrollado el evento".
La jornada ha pasado sin más incidentes que una pequeña avería de una motocicleta. Un inspector de la policía de la ciudad afirma que "nunca ha habido incidentes graves en esta actividad. Tanto los participantes como los espectadores tienen muy claras sus funciones y los peligros que entraña la conducción, así que no hay problemas de seguridad".
Los vehículos
Las principales atracciones del evento eran los vehículos expuestos. Soler ha participado en las 16 ediciones del mismo, así que salió en primer lugar con un Ford de 1930 que tiene desde hace unos 50 años. "Lo conseguí porque estuve mucho tiempo trabajando en Ford y un compañero sabía de mi pasión por los coches y me lo vendió", comenta. Además, se trata de un automóvil con mucha historia, como todos los que hubo mostrados al público. El presidente de la escudería comenta que lo tuvo que restaurar porque "el anterior propietario lo tuvo 29 años aparcado en su jardín, en una cabaña. Cuando fui a por él, le había crecido un árbol a través del parachoques, y lo tuvimos que serrar para sacar el coche".
Otro de los vehículos que llamó más la atención de los visitantes fue un autobús de 1964. Su propietario, Josep Roig, destaca su carácter único, porque "se trata de un autobús hecho de forma artesanal, pieza a pieza. Ahora todo este tipo de vehículos se construye en cadena, pero no fue el caso de éste. Como él no hay otro en el mundo". Roig, que lo había conducido por las calles de Terrassa y Castellbisbal debido a su profesión de conductor, le tiene un cariño especial porque "ha estado siempre en la familia", aunque no lo habían podido mostrar al público hasta hace 4 años. "Lo importante es que lo pudimos salvar de convertirse en piezas", comenta Roig.