Terrassa

Un desfile que mantiene todo su esplendor

Los vitrales de colores, los suelos alicatados y las flores de hierro forjado del patio de la Casa Alegre de Sagrera han sido, este domingo, el escenario de la cuarta edición del Desfile de Moda de la Feria Modernista de Terrassa.

Puntuales, a la una del mediodía, sesenta modelos amateurs desfilaron por el escenario luciendo toda clase de vestidos y complementos de época que confeccionaron, ellos mismos, durante los cursos de indumentaria modernista del Centre de Documentació i Museu Tèxtil (CDMT) con ayuda de las profesoras Rosa Rubio y Mercedes López.

El público, que abarrotaba el exterior del edificio modernista, alabó el resultado de los representativos conjuntos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX realizados, con gran rigor histórico, tras un imprescindible proceso de documentación. Mediante textos y fotografías de archivo, los alumnos de los talleres han “aprendido a seguir las pautas técnicas y estéticas de las modistas modernistas”, desveló Maria Rosa Esteban, una de las alumnas.

Fotografías de bisabuelos, películas como “Mair Fair Lady” de George Cukor, “Titanic”, personajes de la serie “Downton Abbey” o revistas antiguas de la Biblioteca del Museu Tèxtil, son algunas de las inspiraciones que utilizaron las participantes para encontrar el diseño de época idóneo y recrear el patrón de sus vestidos.

Elegantes sombreros de copa, pamelas con lazadas, plumas de gallo, flecos, bombines, “umbrellas” de encaje, bordados florales y relojes originales de 1902. Los pequeños detalles son los que recalcaron la complejidad de esta cuarta edición del Desfile de Moda.

Anna Reixach, comentarista de la desfilada, describió con elegancia cada pieza de los conjuntos de los participantes. La alumna Maria Rosa Esteban, quien también participó como modelo, puntualizó que lo más complicado de elaborar un traje de características modernistas, sobre todo si se trata de diseños de la alta burguesía, “es realizar los complejos acabados de los vestidos”. En su caso, lo más dificultoso fue “coser a mano todas las puntas y aplicar la pedrería una por una”.

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Con mucha elegancia y distinción, Dolores Àvila i Joan Casals abrieron el desfile modernista representando a un matrimonio de la alta burguesía. Joan, luciendo un chaleco de seda rojo pasión, unos pantalones de lana gris y un elegante sombrero de copa, desfiló por el escenario como si fuera a ir al Liceu o a pasear por la Rambla d’Egàra en pleno siglo XIX. Otro de los conjuntos más aplaudidos fueron los cuatro de la familia Trench, compuesta por tres generaciones femeninas que vestían de algodón rosa y con aplicaciones de blonda envejecida. La abuela y costurera, Roser Trench, llevaba un conjunto de chaqueta y falda, su hija un vestido entero de corte recto, y las dos niñas, vestiditos cortos que enseñaban los calcetines blancos. También causó admiración la pareja formada por Iolanda y Glòria, lucieron dos indumentarias maravillosas y muy originales de influencia oriental. Una, desfiló liberada de los grandes sombreros y con una cinta en la cabeza. La otra, con un vestido de tela mikado color crema con superposición de capas, un diseño con pinceladas de los ballets rusos que te transportaba, directamente, al 1900.

Silvia Carbonell, directora del CDMT, remarcó orgullosa en su discurso que durante la Feria Modernista los terrassenses “no van disfrazados” sino que “van vestidos de época” para hacer honor a unos tiempos muy representativos de la ciudad. Además, la directora y organizadora aprovechó la ocasión para invitar al público a “visitar el Museu Tèxtil” y a ver “la excepcional indumentaria y conjuntos originales que hay expuestas”. Unas piezas únicas que, durante esta jornada, se exhibieron en los lujosos salones del interior de la Casa Alegre de Sagrera.

Al finalizar el desfile, el más numeroso en participantes hasta el momento, se hizo la fotografía grupal y la entrega de diplomas. El concejal de Cultura. Amadeu Aguado, cerró el acto agradeciendo al CDMT “la posibilidad de hacer salir a la calle las piezas de un museo”, como los diseños del Museu Tèxtil, “de la mejor manera posible, a través de las personas” de su ciudad.

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