Nuevas canciones, nueva etapa, una banda remodelada… Y, sin embargo, el tiempo no parece haber pasado para los Cabaret Misêria, una de las mejores bandas gestadas en Terrassa y también una de las más imprevisibles; en más de una ocasión han anunciado su retirada de los escenarios, pero dejar aparcado un proyecto tan impregnado de talento, personalidad y frescura no debe de ser fácil, ni para los protagonistas ni para sus seguidores. Puede que haya una retahíla de expectativas no cumplidas que acaben resultando un lastre, pero cuando uno se relaja, y se sumerge en presentes y no en metas, puede que le ocurra lo que a una pareja que va buscando a un bebé que no llega y que de repente tira la toalla y se relaja: que el embarazo llega.
Le llegue o no la buena nueva a la banda (una trascendencia más que merecida, cosa que no depende tanto de ellos como de las circunstancias y del mercado), el domingo músicos y público vivieron una velada feliz, cien por cien Cabaret Misêria. Personajes, historias, relatos, disfraces, situaciones inesperadas y, a veces, cómicas, canciones a cuarteto, de Toni Ubach en solitario, con contrabajo, a quinteto, con Toni Ubach tocando el piano (y su primo Juzz la melódica)… Cambios de formato que le dieron un dinamismo añadido a un concierto de por sí dinámico, por la multitud de historias que en el directo convergen, y por la enorme personalidad de un actor e intérprete acertado y singular como es Toni Ubach.
Garra y fuego
Mencionarle a él no es desmereciento para el resto, que alimenta con garra y fuego un universo narrativo lleno de imágenes e incluso de ideología lanzada al vuelo (la rabia por los "Ara no toca" de los políticos, o la pena por las crisis de los refugiados). Pero la verdad es que la camaleónica voz de Toni Ubach y su capacidad para transmutarse en el escenario, a veces histriónico y otras divertido, sin nunca perder la sonrisa, forman parte de la esencia de Cabaret Misêria.
El ropaje sonoro, alimentado ya sea por las hondonadas de canción europea, por los ecos de un artista tan afín como Tom Waits, por la elegancia del jazz, por el ruidismo o la contundencia del rock, eclosiona en medio de torrentes inagotables de ideas y palabras que hablan del ego y de la culpa, que enriquecen temas sensacionales como aquel del "Baixi, passi, prenguis, treguis" (uno de los más antiguos y participativosde su repertorio), o que anticipan que la inspiración sigue intacta en sus nuevas canciones, como demuestran en "Si mai m’he de morir"… El grupo aprovechó la ocasión para grabar un nuevo vídeoclip en directo, de su tema "L’Exèrcit Roig", con la ayuda de su entusiasta público. La filmación se realizó en el marco del Programa de suport a la creació musical, de la Casa de la Música de Terrassa.
Cabaret Misêria