Opinió

Creación

Esquerra Republicana organizó una interesante jornada sobre la producción cultural en la ciudad en la que se pusieron sobre la mesa los grandes problemas con los que se encuentra la creación terrassense. Falta un año para las elecciones municipales y algunos partidos ya se han activado para recabar y proyectar propuestas. El formato elegido por ERC fue el del coloquio entre ponentes relacionados con la creación artística y los asistentes, muchos de los cuales tenían una vinculación directa con el objeto de la discusión desde ámbitos diferentes.

El debate es amplio y complejo, pero podríamos concluir que los creadores culturales terrassenses tienen problemas de difusión de su actividad, de coordinación, de financiación y de apoyo de la administración, que no siempre debe ser monetario. Pero hay una quinta arista que se apuntó muy acertadamente en el debate sobre la música y que se hace extensivo a toda la actividad cultural que se programa en la ciudad: el público.

No puede decirse que Terrassa sea un erial en cuanto a producción artística se refiere. En todas sus disciplinas, la ciudad cuenta con una actividad ciertamente reseñable y en algunas, con proyección incluso internacional. La pregunta que se planteó en el debate es muy pertinente: ¿Se corresponde esa efervescencia creativa con un nivel de atención que presta la ciudad? La respuesta es obvia, la desproporción entre la oferta y la demanda es abrumadora.

Ocurre en todas las disciplinas, pero el ejemplo paradigmático podría ser el de la música. En Terrassa, la cifra de estudiantes activos de música, entre el Conservatorio y el CEM supera ampliamente el millar de alumnos, a los que habría que añadir los familiares, concienciados y predispuestos a consumir música. ¿Cuántas promociones de alumnos de música se han formado en la ciudad? El director del CEM daba en la diana: ¿Dónde está todo ese público objetivo, académicamente formado y directamente interesado, cuando se programa cualquier evento en la ciudad?

Es, sin duda, un debate muy interesante que debe interpelarnos a todos, pero especialmente a los protagonistas de la actividad creativa terrassense para reflexionar sobre el fenómeno y sobre posibles soluciones, en las que de una forma u otra la administración debe jugar un papel principal. Probablemente todos debemos reflexionar sobre cuál debe ser nuestro papel en esta obra.

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