Mayo huele a Fira Modernista. La gran fiesta de la primavera terrassense se prepara ya para convertir el centro de Terrassa en una eclosión de color y buen ambiente. La Fira Modernista de Terrassa tuvo un inicio balbuceante, como si ni los propios terrassenses acabásemos de creernos aquella iniciativa, pero rápidamente la hemos incorporado a nuestro ecosistema de tradiciones y ya sería imposible pensar en la primavera terrassense sin ella.
La Fira es una experiencia de éxito no sólo para los terrassenses, sino que ha servido de inspiración para otras ciudades, como la de Alcoi, que el año pasado celebró la primera edición de la suya con características muy similares a la terrassense. El secreto ha estado en implicar a las entidades de la ciudad y a la ciudadanía en general. Como en la Festa Major, son muchas las entidades terrassenses, de todo tipo, que organizan actividades específicas para incluir en el programa y la participación de particulares que no quieren perder la oportunidad de pasearse por la ciudad vestidos de época.
Este año, la Fira, presentada ayer, reforzará su oferta gastronómica, que viene a enriquecer el ya de por sí amplio programa de actos de la Fira. Veintiseis restaurantes ofrecerán menús modernistas específicos y el viernes, la plaça Vella se convertirá en un gran mercado de principios del siglo XX, además de talleres y tastets. Asimismo, la Fira Modernista celebrará el 150 aniversario del nacimiento Lluís Muncunill, el arquitecto cuyo legado ha convertido a Terrassa en un referente del modernismo civil e industrial. Es un buen momento para que la ciudad reivindique una vez más uno de sus iconos históricos, quizá no siempre suficientemente valorado y al que la Fira Modernista ha dado la dimensión histórica de su trabajo.
Movilización
Los pensionistas no sólo no están de acuerdo con el pacto alcanzado entre Partido Popular y PNV para revalorizar las pensiones un 1,6 por ciento, sino que piensan mantener su movilización, como lo harán mañana los terrassenses, por la dignidad de sus pensiones, para recuperar el poder adquisitivo y frenar la futura aplicación del polémico factor de sostenibilidad. La entrada en vigor de esa medida ha sido aplazada ante las consecuencias que podría tener para el partido del Gobierno en unas eventuales elecciones generales. Europa aplaude su aplicación en su recomendación de reducir el déficit de la Seguridad Social, pero la solución no está tanto en recortar los gastos como en aumentar los ingresos y eso solo se consigue con menos desempleo, menos desigualdad y menos precariedad.