El Primero de Mayor ha adquirido este año una significación especial. Las movilizaciones convocadas, como cada año, por lo sindicatos han sido el echo de lo que la calle ha hablado en los últimos meses: igualdad de género, pensiones y salarios. Son los tres frentes que la sociedad española ha abierto a lo largo de este año y que han significado, especialmente en lo que a pensiones y feminismo, se refiere los grandes temas de debate abiertos a pie de calle.
La movilización feminista del 8 de marzo significó, con toda seguridad, un antes y un después en la sensibilización ciudadana en torno a la igualdad de género, que tenía en la brecha salarial uno de sus grandes argumentos. El Primero de mayo ha incorporado, como no podía ser de otra forma, ese argumentario a sus lemas. Pero si algo ha puesto de acuerdo a toda la sociedad española en torno a la defensa de la dignidad de la mujer ha sido la sentencia contra “la Manada” que ha dado la vuelta al mundo desde su lectura en la Audiencia Provincial de Navarra y que está generando ya una crisis entre poderes después de las declaraciones del ministro de Justicia, Rafael Català, poniendo en duda la idoneidad del magistrado que emitió el sorprendente voto particular de esa sentencia.
La cuestión de los salarios se convertido en objetivo esencial de la lucha sindical. La devaluación del país durante los años más duros de la crisis se ha realizado a través de la congelación y la reducción de los salarios. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, la precarización del empleo, ha generado un problema incuestionable de pobreza en un segmento importante de la población aun teniendo empleo, como denunciaba Càritas en su turno de Espai Solidari que acaba hoy en nuestras páginas, es una realidad que podemos palpar en nuestra vida cotidiana. Es lógico que este se convierta en uno de los caballos de batalla de la actividad sindical en el país.
La tercera pata de la reivindicación se centra, lógicamente, en las pensiones. El Estado tiene un problema y es el estado el que tiene que solucionarlo. Los pensionistas no se resignan a ser moneda de cambio en la negociación política y ya se han manifestado en contra del acuerdo al que el Partido Popular y el PNV han llegado para pactar los presupuestos generales del Estado y así lo demostrarán en las movilizaciones que están previstas para los próximos días.
Un Primero de Mayo, en fin, cargado de contenido.