En una tarde de cielo tenebroso, que podría antojarse metáforico de la situación política, económica, medioambiental, existencial en que vivimos, nos viene un hombre que nos habla de la felicidad, sobre la que acaba de publicar un libro, y sus palabras, sus gestos, parecen llenar la pequeña habitación en la que conversamos de energía y luminosidad y aclararnos el tiempo vital e incluso el atmosférico. Joan Carles Folia (Terrassa, 1967), “coach” y colaborador de este periódico, nos habla de “21 dies buscant la felicitat”.
Esta mañana he visto su libro en una librería. ¿Adivina en qué sección?
Siempre me lo ponen en la de autoayuda. Y siempre explico que no es un libro de autoayuda. La autoayuda se dirige a una persona que está en un momento de estado bajo, en una depresión, y “necesita ayuda”. Mi libro es una bora de autoreflexión, de automejora.
¿Por qué precisamente 21 días?
Un grupo de neurólogos, hace unos años, hicieron un estudio que afirmó que en veintiún días, una persona es capaz de corregir un hábito. Luego otros neurólogos dijeron que como mínimo eran sesenta. Yo me quedé con los primeros, y en este libro propongo veintiuna actividades, veintiuna cosas para hacer, una cada día, para intentar acercanos a la felicidad.
Al menos, usted es modesto. Dice “acercar a” y no “conseguirla”.
La pregunta ahora es “¿qué es la felicidad?”. Siempre digo que la distancia entre las expectativas que tienes en la vida (todos tenemos algún objetivo que conseguir), y el logro de estas. Si te las pones tan altas, que siempre te quedas a la mitad, serás infeliz. Si no son tan atrevidas, tu felicidad será mejor.
Así pues, ¿qué es la felicidad?
En definitiva, un tránsito, un camino. Para mi no es una meta, un punto, sino ir caminando cada día acercándose a estas expectativas de tu bienestar y paz interior, de las cosas que quieres hacer en tu vida.
¿La felicidad sería ponerse límites?
Ser realista, más bien. A mí, seguro que me gustaría ser presidente de mi país, pero sé que tengo pocas posibilidades. Es difícil que sea infeliz por no ser presidente de mi país. Un poco es este equilibrio entre la persona que tú eres y adónde puedes llegar. La gente debe plantearse una serie de objetivos -marcarse un rumbo- y caminar para conseguirlos.
No vincula la felicidad con una vida vegetativa, o contemplativa.
Al contrario. Soy anticontemplativo. Mi libro es un canto a que la gente luche, trabaje para las cosas en las que cree. Pero que estén dentro de la racionalidad.
Buscar la felicidad a tu nivel.
Exacto. Todo el mundo ha de saber quién es y las posibilidades que tiene. Aquello del ascensor: quiero subir un piso, pero siendo consciente de hasta donde puedo subir. Y una de las peores emociones que le pueden venir a una persona es la envidia.
La envidia es terrible.
Sí. Y el envidioso, cuando consigue una cosa que no tiene, al día siguiente ya desea otra. Si se va generando más expectativas, de carácter material, económico, sentimental, de relaciones humanas, es muy dificil que consiga un nivel aceptable de felicidad.
Luego están las adversidades que uno se va encontrando en la vida.
Hay una frase que no me gusta nada: “las cosas son como son”. Yo digo: “las cosas son como tú las vives”. Un divorcio lo puedes vivir como un gran fracaso vital o como la oportunidad de hacer otro tipo de vida. Todas las emociones pueden ser buenas o malas, depende de cómo las vivas. La vida te va presentando situaciones, que puedes enfocar de una manera u otra.
Todo depende, pues…
Del cerebro, y de una glándula que se llama amígdala, que tenemos tras el hipotálamo. La gran noticia es que la amígdala se puede educar. Igual que cuando hacemos barriga vamos al gimnasio, si estamos enfocando las cosas desde un punto de vista negativo, si hacemos un trabajo de entrenamiento del pensamiento, podemos variar mucho el enfoque que damos a nuestra vida. Y mi libro va en este sentido. Propone una manera de enfocar la vida mediante veintiún ejercicios prácticos. Para que tu enfoque sea de carácter positivo.
Revéle uno de estos ejercicios.
Dedicar, cada día, cinco minutos a tí mismo. Para mucha gente, ello significa sentarse en un sofá y hacer meditación. Para otros, tomarse una copa de vino tranquilamente. La vida va muy deprisa, el día se te pasa enseguida, pero, como mínimo , que tengas cinco minutos en que todo sea calma. Otro sería lo que llamo “feedback 360”, hacer una encuesta a las personas de nuestro entorno, sobre las cosas que puedo mejorar.
Título: “21 dies buscant la felicitat”
Autor: Joan Carles Folia
Editorial: Eumo
Precio: 17 euros