Terrassa

Belleza y hondura flamenca

Por más que Mayte Martín se empeñe en seguir investigando y proponiéndonos nuevos modos y ritmos con los que sumergirnos en su arte, allá donde se desvela como una artista inmensa es en manos del flamenco. Hacía muchos años que la cantante y cantaora no visitaba Terrassa, desde aquella vez en que tuvo que cancelar un concierto casi a última hora (una de las pocas cancelaciones en toda su carrera artística, según confiesa.) Había ganas de su cante y así quedó patente con un auditorio prácticamente lleno, de un público visiblemente erudito que se dejó conquistar de inmediato.

La feliz noticia de su regreso lo fue aún más apenas poco después de comenzar a escuchar las primeras notas de la guitarra de Alejandro Hurtado, un intérprete multipremiado (logró en 2017 "El bordón minero", uno de los premios más prestigiosos de la guitarra flamenca y otorgado al artista tras varios años en los que el premio se había declarado desierto), de apenas 23 años y al que es fácil aventurar una carrera más que brillante.

Autenticidad
La artista comenzó un programa de cantes marcados por su poesía, autenticidad y pureza, con unos cantes por granaína a los que siguieron unas peteneras flamencas en contraste con unas peteneras mejicanas. Apuntó Mayte Martín al acabar su introducción y dirigirse a su público que a ver si su voz comenzaba a calentar y se acababan los gallos. Fue en ese momento en que nos acordamos de las palabras de Rancanpino, "el flamenco se escribe con faltas de ortografía", ya que eso no suele ser exclusivamente sobre el papel, sino sobre el escenario: cuando el quejío se convierte en el sendero hacia la turbación, qué más da si hay imperfecciones o no; emoción y perfección, en este caso, no van de la mano.

Mayte Martín no fue perfecta, pero sí fue cristalina, impregnó de hermosura su cante y de autenticidad, nos llevó de la mano hacia el estremecimiento. Y lo hizo con un cante ortodoxo y a la vez bruñido, por soleá, por seguiriyas, con cantiñas, llevándonos de nuevo al escalofrío. A todo esto, al estar secundada por un guitarrista excepcional, técnicamente impecable, rápido, profundo y certero, su cante vuela si cabe aún más de lo que ella es capaz de sentir y transmitir en apenas una hora de concierto.

Para sus bises, se permitió la licencia de desviarse un tanto del repertorio de flamenco clásico para evocar a Marifé de Triana y a Antonio Machín, logrando entusiasmar aún más, si cabe, al público congreado, una audiencia especialmente variada.

Fue tal la tanda de aplausos, tan larga y tan intensa, que no estaría mal tomar ese entusiasmo como reclamo de más programación de figuras del flamenco en los escenarios de Terrassa.

MAYTE MARTÍN

Mayte Martín (cante) y Alejandro Hurtado (toque.) Sábado, 14 de abril. Auditori Municipal.
 
 
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