El Tribunal Supremo ha recordado al juez Pablo Llarena, que instruye la causa del procés, que la Fiscalía dejó abierta la puerta a imputar un delito de sedición a los líderes independentistas, en un auto en el que sostiene que el 1-O pudo acabar en una “masacre” de haber intervenido más policías.
En un auto en que confirma la prisión preventiva para Jordi Sànchez, número dos de JxCat, la sala de lo penal del Supremo ha apuntado a que los líderes del “procés” podrían haber incurrido en un delito de sedición, que no exige violencia, por lo que “no se precisa entrar en la cuestión más espinosa que suscita” el de rebelión.