La encuesta encargada por el Ayuntamiento sobre la opinión de los terrassenses sobre la ciudad ha dado, entre otros resultados, el de que los habitantes de Terrassa tienen el aparcamiento, o mejor dicho, la falta del mismo, como principal preocupación. Así, sin más, se puede pensar que es una buena noticia. Que la ciudad tenga como principal motivo de preocupación el aparcamiento dice mucho de la situación social y económica en la que nos encontramos. Podríamos pensar que se trata del enfoque de la encuesta, dado que la ciudadanía debe valorar la gestión pública y los servicios municipales principalmente. Probablemente haya algo de eso, pero en segunda posición nos encontramos la falta de oportunidades laborales, vector que con toda seguridad nos hace asentarnos en el asfalto más que el problema del aparcamiento.
Debemos reconocer que ese resultado es sorprendente, aun siendo lógico que hablemos de lo que nos afecta. Otra cosa es si ese problema se considera de solución prioritaria para el Ayuntamiento, vista la política de movilidad que se ha promovido hasta ahora en el Ayuntamiento y la que impregna todo el plan de movilidad, que no tiene otro tenor que el de reducir de forma drástica el uso del coche en la ciudad. Una de las formas, lógicamente es no dar facilidades y si no tenemos dificultades para aparcar nos será cómodo utilizar el vehículo privado. Seguramente, eso no quiere decir que el Ayuntamiento va a llevar a cabo políticas activas, muy evidentes, para impedir que usemos el coche, pero de la firma forma está muy claro que no nos pondrá las cosas fáciles, especialmente en el centro.
El resto de cuestiones entra dentro de la lógica. Los autobuses surgen francamente reforzado, porque en realidad disfrutamos de un buen servicio, y se valora especialmente el entorno natural, los casales y los centros cívicos. También el servicio de suministro de agua, con lo que se refuerza la idea de que la municipalización del servicio tiene una lectura política y no basada en una percepción negativa del usuario.
Flaquean, aunque sorprendentemente aprueban, el mantenimiento de las calles, la limpieza y el civismo en general. Quizás tenga ello que ver con la alta estima que los terrassenses tenemos de nuestra ciudad, a la que valoramos con un muy honroso notable.