En una sala del Centre Cultural Terrassa se forman y ensayan a diario un grupo de veinte bailarines. Son los componentes del nuevo Ballet de Catalunya que, codirigido por Elías García y Larissa Leizhnina, acaba de dar sus primeros pasos con la voluntad de convertirse en la primera compañía del país y en un referente internacional de danza clásica y contemporánea. Son bailarines de entre 22 y 23 años, procedentes de varios países, algunos de los cuales han dejado un trabajo estable para implicarse en una nueva aventura que la consideran tan atractiva y dinámica como innovadora.
El Ballet de Catalunya es un proyecto que se gesta en el Ibstatge en Barcelona fundado y presidido por el bailarín Leo Sorribes. Este centro formativo, que abrió en 2008, ofrece cursos de verano de alto nivel con profesores que son grandes bailarines y para jóvenes que quieren profesionalizarse. El programa se clausura cada año con dos galas en Barcelona en espacios de renombre.
Para materializar la iniciativa se creó la Fundació Ballet de Catalunya. Esta institución es el paraguas de la nueva compañía y de la futura academia. La fundación tiene ADN terrassense en tanto que la gestión recae en Marina Quera, empresaria egarense , y sus primeros colaboradores y patrocinadores son también de la ciudad. El Centre Cultural es uno de ellos y se ha convertido en lugar de residencia de la compañía. El Ayuntamiento, por su parte, ha cedido una nave en el Vapor Albiñana y Ribas, del arquitecto modernista Lluís Muncunill, para la futura escuela de danza.
El Ballet de Catalunya hizo su presentación oficial el 19 de noviembre de 2017 en el Centre Cultural Terrassa con un espectáculo que incluyó “Corpi” y “Ensemble” de Mozart; “Plenitude”, de Bach y, el “Paso a dos” de “El Corsario” y la “suite” de “Paquita”, entre otras obras. Algunas de estas coreografías, como las de “Corpi” y “Plenitude”, llevaban la firma de Bianco y “Ensemble” del propio Elías García.
Fue su tarjeta de presentación y cabe decir que recibió aplausos merecidos. Tras esta gala de apertura, la compañía estrenó temporada en enero con “El cascanueces” en el Teatre Kursaal de Manresa y en el Casal Teatre de Vilafranca, y ahora se prepara para debutar en el Teatre Auditori de Granollers (22 de abril) con “Divertisment gala” donde retomará el mismo repertorio de la “Opening gala” que se pudo ver aquí.
Y simultáneamente ensaya el nuevo programa de su segunda actuación en el Centre Cultural Terrassa que será el 28 de abril. Ese día estrenará “Triple Bill”, un espectáculo que reunirá tres coreografías neoclásicas y contemporáneas de Katarzyna Kozielska y Remi Wortmeyer. También se proponen estrenar el próximo octubre el ballet “La bayadera”, del compositor Ludwing Minkus y el coreógrafo Marius Petipa.
Retener el talento
Cuenta Leo Sorribes, director general, que el Ballet de Catalunya ha nacido con el propósito de dotar a Catalunya de una compañía de danza profesional con un repertorio clásico y contemporáneo diverso. “La intención es que los bailarines se formen aquí y se pueda retener el talento para que no tengan que irse fuera por falta de un elenco estable”. Remarca también que la formación creada es de alto nivel. “Se presentaron 350 aspirantes de todo el mundo y en las audiciones elegimos los mejores”. Sorribes se congratula de que la formación artística tenga sede en Terrassa pero que ello no significa que sean locales. “Queremos ser un referente aquí y fuera de aquí. El equipo artístico y gestor que procede del IBStatge lleva trabajando diez años y durante este tiempo hemos contado con el “top ten” de la danza. Eso quiere decir que tenemos contacto con coreógrafos, bailarines y compañías de prestigio como el Royal Ballet de Londres, el New York City Ballet, la Ópera de Viena o el Ballet Nacional de Portugal. Hay una relación profesional y también de amistad; hay unos vasos comunicantes que deben servir para enriquecernos y avanzar”.
El Ballet de Catalunya se ha propuesto huir de un solo sello de autor. “Nos gustaría que nuestro repertorio de clásico y contemporáneo se nutra de coreógrafos diversos que aporten visiones amplias. No queremos ceñirnos solo con un autor o con el clásico”. En este sentido, Sorribes se remite a que en esta primera temporada 2017-2018 el ballet ya ha configurado unos espectáculos donde se podrá ver la versatilidad que quieren imprimir.
Tras estos primeros meses de andadura, el director general hace un buen balance. “Estamos contentos aunque aún es muy pronto. Los inicios de todo proyecto y más artístico son duros. Tenemos un presupuesto limitado que nos permite funcionar pero necesitamos mucho apoyo, no solo institucional sino también mecenas privados. Somos conscientes de que un día podemos dejar de existir y eso lo saben nuestros bailarines pero todos los que están aquí están entusiasmados, algunos hasta dejaron su contrato con otras formaciones donde gozaban de una cierta estabilidad profesional”.
La compañía espera consolidarse. Con más lentitud avanza el proyecto de la academia en una nave del Vapor Albiñana y Ribas. El presupuesto de reforma se eleva a trescientos mil euros. La fundación está en plena campaña de captar recursos para llevar adelante esta segunda línea de trabajo que completaría su ansiado proyecto de formación, exhibición, divulgación y proyección de la danza.