Los alcaldes de los municipios afectados por la construcción de la autovía B-40, antes conocida como IV Cinturó exigen del ministerio de Fomento esencialmente compromiso con la obra y, por extensión, con el territorio. Se trata de una obra de gran importancia para la zona, que une el Vallès Occidental con el Baix Llobregat y que puede significar una herramienta importantísima, como decía Alfredo Vega, alcalde de Terrassa, en un momento de recuperación económica que precisa de infraestructuras para proyectar su dinamismo. Y cuando hablan del compromiso de Fomento, hablan de empatía, de información y de reconocimiento de unas necesidades a las que el ministerio debería responder, que son, entre otras, el cumplimiento de los plazos que determinó el propio ministro De la Serna, y garantías en las conexiones de salida con las poblaciones afectadas.
La reivindicaciones, apoyadas por los actores económicos de Terrassa, Cambra de Comerç y Cecot, no son sólo razonables, sino perfectamente exigibles ante una infraestructura de esa envergadura con una afectación tan importante sobre el territorio. Recordemos que según los cálculos realizados por el ministerio, por la B-40 circularán diariamente decenas de miles de vehículos.
En ese sentido, se encontró a faltar que la reunión de alcaldes celebrada ayer tratase un aspecto de vital importancia, especialmente para Terrassa, aunque también para el resto de poblaciones. Se trata de la continuación de la vía. Insistimos una vez en que estamos hablando de una infraestructura viaria de gran capacidad, con tres carriles por sentido que no tiene previsto a corto ni a medio plazo continuidad hacia el Vallès Oriental que fue la razón de ser del proyecto, la conexión a la altura de Granollers con la AP-7. Si continuidad, la B-40 no tiene ningún sentido y significa una amenaza, sobre todo para Terrassa, si no se resuelve su continuidad para con Granollers o su entrega a la autopista C-58 que tanto puede ser en Viladecavalls a través de la C-16 o en Terrassa o en los dos municipios.
En ese sentido, se debe valorar la situación actual de colapso en las horas punta que sufre la autopista C-58 y que se espera paliar en la medida de lo posible con la ampliación del tercer carril o, mejor dicho, del vial auxiliar que se construirá entre Terrassa y Sabadell. En cualquier caso, la conclusión de las obras de la B-40 entre Abrera y Terrassa no solucionan más que nuestra conexión con el Baix Llobregat, pero complican, y mucho, la relación de la vía con Terrassa.