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Un 38% de casos de asma infantil se deben a la contaminación del aire, según un estudio

Un 38 % de los casos de asma infantil son atribuibles a la contaminación atmosférica, según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Institute for Transport Studies de Leeds (Reino Unido).
La investigación, que se ha llevado a cabo en la ciudad de Bradford (Reino Unido), destaca que la contaminación procedente del tráfico podría ser específicamente responsable del 24 % de los casos.
El equipo de investigadores del ISGlobal -centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”- y del Institute for Transport Studies de Leeds ha utilizado un modelo de nuevo desarrollo para analizar el impacto que la exposición a los óxidos de nitrógeno (NOx) -gases que se encuentran entre los contaminantes del aire- tiene en el desarrollo del asma infantil.
El trabajo, que publica hoy la revista “Environment International”, utilizó un modelo que aúna los datos de otros cuatro modelos distintos relativos a tráfico, emisiones, dispersión atmosférica y salud en Bradford, lo que permitió a los investigadores trazar toda la cadena de impacto, desde las fuentes de contaminación del aire hasta las vías por las que esta afecta a la salud de los niños.
Los resultados indican que hasta el 38 % de todos los casos anuales de asma infantil en Bradford -sexta ciudad más grande del Reino Unido, con una población multiétnica de más de 530.000 personas y que está entre el 10 % de las localidades británicas más desfavorecidas-, pueden ser atribuibles a la contaminación del aire.
“Cuando ajustamos nuestros resultados usando mediciones reales de contaminantes del aire vimos que hasta el 24 % de los casos anuales podrían atribuirse a la contaminación del aire relacionada con el tráfico”, ha destacado el director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, Mark Nieuwenhuijsen.
La autora principal del estudio, Haneen Khreis, investigadora de ISGlobal y del Institute for Transport Studies de Leeds, ha explicado que “las tasas de casos de asma infantil en Bradford son más altas que la media del Reino Unido, al igual que los ingresos hospitalarios por urgencias de niños asmáticos menores de 16 años”.
“Investigaciones previas de nuestro equipo demostraron que los niños y niñas expuestos a altos niveles de contaminación del aire procedente del tráfico tienen un mayor riesgo de desarrollar asma”, ha recordado Khreis.
“Cuantificar el número de casos de asma infantil que son directamente atribuibles a la contaminación del aire relacionada con el tráfico no se había hecho en el pasado y, como demostramos ahora, una parte importante de los casos es en buena medida prevenible”, ha señalado la investigadora.
Khreis ha apuntado que esta investigación “demuestra que, si bien las medidas populares como detener los vehículos al ralentí fuera de las escuelas o proporcionar rutas peatonales alejadas de las carreteras son importantes, las soluciones propuestas para mitigar la contaminación del tráfico no deberían restringirse a áreas localizadas”.
Para la investigadora, “las nuevas políticas destinadas a reducir los efectos de la contaminación atmosférica procedente del tráfico deben enfocarse a cada eslabón de la cadena: desde el volumen y el tipo de tráfico, hasta los gases de escape y las emisiones que no provienen de los tubos de escape, pasando por la dispersión y la exposición”.
Nieuwenhuijsen ha subrayado que “los casos de asma infantil han aumentado constantemente desde la década de 1950. El progreso futuro con el asma infantil requiere un enfoque que no se limite a controlar y tratar la enfermedad y vaya hacia su prevención, comenzando por la reducción de la contaminación del aire relacionada con el tráfico”.
Tras este estudio, el equipo de investigación prepara ahora una evaluación del impacto en la salud de contaminación atmosférica y asma a nivel europeo.

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