La media de una vida laboral normal en España es aproximadamente de 45 años. Hablamos de una persona que acaba sus estudios a los 22 años y se jubila a los 67, edad que debemos cumplir si queremos tener los "beneficios" de dicho estado.
Pero, ¿cuál es el Retorno de la Inversión (ROI) de 45 años trabajados? ¿Gozamos de una buena salud para poder disfrutar del resto de vida que nos queda? Teniendo en cuenta que España se mantiene entre los países del mundo con una mayor longevidad, tanto de hombres como de mujeres, que de media viven unos diez años más que la población mundial, según los últimos datos publicados por la revista The Lancet, donde destaca un aumento generalizado de la esperanza de vida a nivel global, pese a la persistencia de algunos problemas de salud como la obesidad o enfermedades degenerativas. El estudio muestra la esperanza de vida media de 85,6 años, por tanto estamos hablando de casi 20 años de jubilación. Casi los mismos de nuestra primera etapa de vida hasta la vida laboral.
¿Tenemos claro lo que queremos hacer en esta última etapa de nuestra vida donde seguramente lo que creemos más importante ya lo hemos hecho? Probablemente nos creamos expectativas tanto positivas como negativas y todo dependerá de nuestro estado de salud con algunas dolencias o malestares físicos. Pero habrá un sentimiento de nostalgia que seguramente sentiremos todos nosotros por los tiempos pasados, aunque muchos afrentan esta etapa con mucho optimismo, como el merecido descanso, a la vez la oportunidad para poder hacer cosas nuevas y la disposición de tiempo para todas ellas, asociado a un sentimiento de libertad. Retomando la nostalgia, muchas personas son invadidas por esta emoción, debido al cese de una actividad laboral a la que venían acostumbrados por tantos años, donde el "tiempo" siempre estaba cubierto, su función tenía un significado de valor para él y su entorno. Se sentía parte de una familia compuesta por sus compañeros de trabajo que ahora no le acompañan en su día a día.
Desde pequeños estudiamos para trabajar la mayor parte de nuestra vida, pero ¿qué pasa cuando de un día para otro nos encontramos que no tenemos la obligación de levantarnos a las 7h y, día tras día, convivir con las responsabilidades laborales? ¿Aceptamos este cambio con tanto optimismo, como cuando lo visualizamos a los 40? No es fácil, y no nos preparamos para bajar marcha tan bruscamente. Por este motivo hay muchas personas que acaban no aprovechando esta última etapa de la vida, que por ser la última y no formar una familia no tiene que ser menos importante que las otras. Un vacío que tendremos que llenar, y que, por qué no, poner el empeño para que sea igual de completa que las otras.
No olvidaremos el aspecto económico, tema de actualidad, por el que miles de personas se están manifestando para una jubilación digna y justa. Pasamos rápidamente de un sueldo a una pensión que, bruscamente, sufre el impacto de la devaluación. Así que la mezcla de emociones para la mayoría es inevitable. Pero centrémonos en los aspectos positivos de este nuevo estado, en el que podremos hacer todas aquellas cosas que durante tantos años hemos verbalizado con: no tengo tiempo de aprender a …, si no tenía tiempo para hacer cosas que quería pero no podía, ahora sí lo tengo. Puedo compartir más con la familia, en definitiva, la jubilación es un periodo de transición de un estilo de vida a otro totalmente diferente, que debe ser tomado con absoluta normalidad.
Pasamos 45 años siendo Pedro Puig de la empresa X o Pedro Puig el jefe de o Isabel la directora de y quedamos como si nos hubieran robado parte de nuestra identidad por la que hemos trabajado tanto. ¿Quiénes somos a partir de ahora? De manera que unos apellidos que durante muchísimos años nos habían acompañado dejan de hacerlo juntamente con todo el ecosistema que comporta, compañeros, clientes, proveedores… Nos podemos sentir como si nos robaran nuestra identidad, pero debemos pensar siempre en el yo soy que siempre ha existido pero que no considerábamos en la definición como persona.
Pero, retomando lo comentado al principio sobre la esperanza de vida y cómo envejecemos, no debemos caer en la inadaptación que puede tener consecuencias de enfermedades tanto mentales como físicas. ¿Cuántas personas conocemos que han acabado sentadas en el parque dando de comer a palomas para matar el tiempo, viendo la televisión o discutiendo constantemente?
Son frecuentes los cuadros depresivos acompañados de astenia, trastornos del sueño, angustia o manifestaciones de hipocondría. Hay personas que se vuelven agresivas, intransigentes, muy críticas y desconfiadas con los demás. También es bastante frecuente la persona inadaptada que se vuelve solitaria, aburrida con su vida, sin encontrar metas ni nada que le ilusione.
Hoy está altamente demostrado que estos cuadros alteran la respuesta de los sistemas inmunológico y endocrino, que se traduce en el deterioro físico y la aparición de enfermedades delicadas.
Por tanto, debemos planear estos años con ilusión, actividad tanto física como mental, iniciando actividades que siempre se quisieron realizar, aprender nuevas habilidades, iniciar estudios -¿por qué no?-, así como realizar trabajos que puedan ser o no remunerados, pero que aporten un beneficio para la sociedad.
Así que planeemos esta etapa con ilusión y viviéndola des de otra perspectiva, la del disfrute completo de libertad.
* La autora es COO Excelvit Wellness