Las trabajadoras sexuales forman parte de un colectivo bastante estigmatizado al que no se le suele dar demasiada voz. Sin embargo, LGTB Terrassa, organizó este jueves una conferencia a cargo de Sabrina Sánchez, prostituta y activista trans de l’asociación Aprosex.
Sánchez quiso aprovechar la sesión, que tuvo lugar en el Casal de la Dona, para "desmontar ciertos mitos y discursos que se escuchan mucho y no están completos". La ponente afirmó que "cada terreno laboral en el que una mujer se puede ganar la vida de forma independiente, sin estar controlada por el sistema, es un campo de batalla". Del mismo modo, lamentó la falta de derechos y regulación de la prostitución y aseguró que el trabajo sexual es muy heterogéneo (clubes, teléfono erótico, prostitutas que trabajan en la calle, trabajadoras sexuales en pisos…).
"El movimiento abolicionista utiliza el discurso de las víctimas y la explotación pero no da cuenta en esta denuncia de los elementos del sistema capitalista que afectan a toda la población", considera Sánchez, que explicó que "al igual que en otro oficio, el trabajo sexual genera plusvalía pero como está actividad se encuentra al margen de la regulación laboral, se manifiesta sin derechos laborales y con formas que generan exclusión, explotación y violencia". "Tampoco se tiene en cuenta el beneficio económico que sacan particulares, crimen organizado y ciertas autoridades, que se lucran de esta falta de regulación y de derechos", señaló Sánchez, que contó que en Latinoamérica hubo un estudio de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex) que reveló que quien más acosaba al 70% de las trabajadoras sexuales entrevistadas era la policía. Y es que "allí hay que pagar un soborno a las autoridades para que te dejen trabajar".
Explotación sexual vs. laboral
"En el discurso abolicionista es frecuente escuchar la palabra explotación sexual sin que tampoco se reflexione acerca de la explotación que se da en otros trabajos. Que se insista en denunciar la explotación sexual en lugar de la explotación laboral en todas sus formas pone en evidencia que lo que importa y escandaliza es lo relativo a la sexualidad dado que las voces más feroces de este neoabolicionismo se han beneficiado también del sistema capitalista y pretenden seguir viviendo de él", señaló la conferenciante.
Por otro lado, Sánchez aseguró que la trata de personas siempre se relaciona con la prostitución pero que según datos de la ONU "solo una de cada siete personas en situación de trata es para el comercio sexual y el resto está en otros sectores como el servicio doméstico, los talleres textiles clandestinos y la agricultura", entre otros. En este sentido lamentó que el MDM (Movimiento Democrático de Mujeres) "lleva metiendo propuestas en varios municipios en contra de la trata". "Nadie, en su sano juicio, va a permitir que haya trata en su municipio pero el documento es vago y general y lo que realmente pretende esta iniciativa es bloquear cualquier forma de trabajo sexual, aunque sea autónomo, con el pretexto de la trata", aseguró la conferenciante, que afirmó que en Sevilla "empezaron a multar a las compañeras en la calle, a los clientes y ahora están comenzando a entrar en los pisos particulares donde muchas hacemos los clientes y están poniendo a las chicas cómo víctimas de trata y a quién tiene el contrato de alquiler se le juzga prácticamente cómo proxeneta cuando es una trabajadora sexual más".
Mujeres trans
Sánchez defendió que este trabajo es muy heterogéneo y que para muchas mujeres trans "a veces es el único medio de supervivencia". En esta línea, la activista lamentó que no exista "ningún plan de trabajo trans ni ninguna ley de cupo trans para que las mujeres transexuales puedan tener otras opciones a parte del trabajo sexual". "Tampoco se nos da opción a que las trabajadoras sexuales que hemos visto este oficio como el menor de nuestros males, teniendo en cuenta como está el sistema, podamos ejercerlo con garantías y seguridad", destacó.
Para terminar su intervención, Sánchez aseguró que las políticas neoliberales económicas han permitido la expansión del comercio sexual, "que abarca un montón de sectores, desde la prostitución hasta las webcamers, el teléfono erótico y la pornografía", entre otros. "Esto es algo que mucha gente consume. Aunque no queramos aceptarlo, somos parte de este sistema y creo que deberíamos ayudar a la gente que realiza este trabajo que muchas veces nosotros disfrutamos en la intimidad", concluyó la activista antes de abrir el debate con el público asistente.