Unos agentes que vigilan, precisamente para prevenir robos en fuerza; tres sospechosos que vigilan también, en su caso los rellanos de bloques de pisos. Merodean unos, olisqueando objetivos pertinentes para el robo con fuerza. Observan los mossos para evitar asaltos. Y unos entran en el campo de visión de otros. Uno de los sospechosos echa a correr, pero lo pillan. Los otros dos son cazados al rato. No se sabe si ese día, el martes, habían hecho algo. Sí, que lo hicieron presuntamente el 13 de febrero. Acabaron detenidos y ya han salido en libertad.
La escena tuvo lugar el martes pasado, alrededor de las diez de la mañana, en las inmediaciones de la estación Nacions Unides del Metro del Vallès, junto a la avenida de Béjar. La unidad de seguridad ciudadana de los Mossos d’Esquadra en Terrassa había montado un operativo vigilancia y prevención de robos con fuerza en domicilio, uno de los caballos de batalla de la policía en la ciudad.
Algunos mossos integrantes del dispositivo estaban apostados en el Parc de Les Nacions. Otros avizoraban más abajo, cerca del Camp Olímpic.
No columbraban la presencia de ningún sospechoso hasta que aparecieron tres. Muy sospechosos. Caminaban juntos y parecían inspeccionar con intenciones aviesas los portales de bloque de pisos. Los mossos que los vieron en tales tareas decidieron acercarse a ellos para identificarlos y cachearlos. Como iban de paisano, se acreditaron como policías. Le faltó tiempo a uno de los sospechosos para emprender la huida a la carrera.
Tiró al suelo un teléfono móvil mientras escapaba, pero le duró poco la huida, y duró poco el móvil en el suelo. Unos mossos alcanzaron al fugitivo y recuperaron también el aparato del que el tipo se había despojado.
Batida
¿Y los otros dos sujetos? Se presume que aprovecharon la coyuntura, el acicate que para ellos supuso el intento de huida de su compinche, para escabullirse también sin tantas alharacas. Pero los mossos los pillaron minutos después, durante una batida.
Documentación, quietos. Llegó el momento de los cacheos. Los mossos hallaron en los registros los objetos suficientes para activar pesquisas: otro móvil, unas tiras de gasas y una libreta con tapas de plástico. ¿Gasas? ¿Plásticos? Aunque semeje inverosímil, las gasas, como los hilos de lana, son instrumentos de latrocinio para delincuentes especializados en el asalto de viviendas. Con los hilos cubren una llave para llenar agujeros de las cerraduras y hacen saltar los pernos. Y con plásticos abren puertas en las que no se ha echado la llave. Ni en un caso ni en el otro dejan signos evidentes de forzamiento.
El hallazgo no se antojaba suficiente para imputar a aquellos tres hombres, jóvenes de origen georgiano, algún delito de robo con fuerza cometido ese mismo día. Entonces se puso en marcha la unidad de investigación de los mossos en el Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa, que acabó de sacar jugo al operativo.
Las indagaciones dieron resultado. Los mossos consideran probado que dos de los tres identificados habían asaltado un domicilio el 13 de febrero pasado. La vivienda estaba muy cerca de donde se desencadenó la intervención policial.
Los tres georgianos, de 26 años uno, de 21 años los otros dos, todos vecinos de Barcelona, fueron detenidos. Sólo uno contaba con antecedentes. Al día siguiente, el miércoles, pasaron a disposición judicial. Y salieron del Palacio de Justicia en situación de libertad, con cargos.